miércoles, 18 de julio de 2018

Dwe vez em quando um livro. Emperadores y Bárbaros. IV. El Gran debate de las migraciones. Crisis de identidad


 

El grande debate de las migraciones. 

 

Crisis de identidad.

 

      En el gran debate sobre las identidades colectivas, antes y después del gran relato, un punto de partida fundamental es la interpretación completamente nueva, surgida en  la época de postguerra, de cómo los seres humanos se juntan para formar unidades
sociales más grandes.

      El Gran Relato partía, en primer lugar,   de que entre los pueblos bárbaros migrantes en este primer milenio,  había unas identidades colectivas del  llamado modelo bola de billar y  daba por supuesto que  los seres humanos siempre aparecían en grupos compactos de hombres, mujeres y niños, que estaban esencialmente cerrados a los extraños. En este mundo autónomo  se reproducían a través de la endogamia.

       En segundo lugar, en lo que esencialmente es la misma teoría de la identidad colectiva desarrollada a largo plazo, se daba por supuesto que existía una continuidad directa y tangible entre los grupos  inmigrantes del primer milenio y las naciones homónimas de la Europa moderna. Así los polacos eran descendientes directos del pueblo eslavo de los polianos, los ingleses de los anglosajones, los españoles de los visigodos etc. Según la teoría las identidades naciones del XIX eran antiguas e inalterables y su antigüedad les confería una legitimidad que prevalecía sobre las pretensiones de cualquier otra forma de organización política.  Sin duda fortalecía, este pensamiento, el sentimiento de independencia de los grandes imperios europeos de la época. 

       Es un continuo que se irá repitiendo  en la narración de la historia para todos los acontecimientos. Contamos la historia como nos gustaría que fuese y no como realmente ha sido. Buscamos justificaciones inventadas partiendo de un  fin principal, normalmente, el fortalecimiento de crear al Estado-Nación de hoy de los antecedentes y mitos que justificarían  su elección y designio histórico.

     Para los nazis, las naciones habían existido siempre. Eran  la forma básica de organizar las grandes comunidades. Por supuesto la nación de los  germanos había controlado en otro tiempo gran  parte de Europa, con la  dimensión añadida de la supuesta superioridad racional germánica. Todo ello acabo creando campos de exterminio como ya sabemos.

      En resumen,   a día de  hoy,  más allá de las diferentes interpretaciones, podemos asegurar que Europa no ha estado poblada desde el primer milenio (d.c.)  por grandes bloques de población conscientes de unos vínculos nacionales distintivos que configuraran de un modo habitual  su vida y sus actividades. Las identidades nacionales  que empezaron a imponerse  en el XIX, no supone, como algunos dicen, que fue la exposición de algo que estaba siempre ahí;  la reaparición de algo que estaba escondido. La nación había existido como raza propia siempre.  Sin los medios de comunicaciones de masas del XVIII y el XIX, habría sido imposible reunir en comunidades  nacionales unas poblaciones numéricamente tan grandes  y geográficamente dispersas.Las condiciones de medios, transporte, deslocación etc. influye como es lógico en la creación de identidades colectivas, que harían muy distintas las del siglo I de las identidades colectivas creadas en el XIX.

      La identidad, según los últimos estudios antropológicos, tiene que ver más con la percepción que cada uno tiene de pertenecer a esa identidad, más que de elementos mesurables. La percepción de la identidad que el individuo tiene en su mente y la forma en que el individuo es percibido por  los demás. Así personas que tienen la misma cultura y rasgos diferenciales, incluida la lengua,  pueden considerarse    que pertenecen a identidades sociales diferentes. En cambio individuos  con distintas culturales pueden tener la percepción de que pertenecen a un mismo grupo.  

   Barth considera que la “identidad colectiva debe entenderse como un constructo situacional evanescente, no como un hecho permanente sólido”. 

     Antes de la Segunda Guerra Mundial la Identidad colectiva era vista como algo inalterable y un dato definitorio de la vida de un individuo Los estudios  arqueológicos de Leach han demostrado que la identidad de grupo de un individuo puede cambiar y  que de hecho cambia y que un individuo puede tener más de una identidad colectiva. Hoy los ciudadanos de la UE, por ejemplo. Los ciudadanos con doble pasaporte etc. Son un ejemplo del cambio que sufre el concepto de identidades colectivas.   

      Una vez que hemos sacado el velo del “Gran Relato”, podemos intentar ver con la luz de la objetividad, el estudio arqueológico y sin la pasión de la  justificación nacionalista de la raza, los  movimientos migratorios y la mezcla de  identidades colectivas  en la creación de Europa.

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