miércoles, 13 de abril de 2016

¿Recuerdas cuando leíamos de corrido?

¿Recuerdas cuando leíamos de corrido? (interesante artículo de Ana Carbajosa en EL PAIS)

Un martes cualquiera, a las ocho y media de la mañana, el andén del metro de Madrid es una colección de hombres y mujeres con la nuca doblada. Miran las pantallas de sus móviles y leen al ritmo que marcan las yemas de sus dedos que suben y bajan. Esta imagen se repite por las calles de España, en las salas de espera del médico, en las colas de los supermercados. Leemos mucho, a todas horas y a trompicones. El cambio en la forma de leer y procesar la información se ha convertido en una creciente fuente de observación y preocupación entre neurocientíficos y psicólogos, que temen que nuestra capacidad de concentración y de leer en profundidad esté mermando.
Los científicos trabajan con la hipótesis de que la forma de leer en Internet, rápida, superficial y saltando de una información a otra junto a la expansión de las redes sociales y de los teléfonos inteligentes, han cambiado no solo nuestra forma de leer, si no también nuestro cerebro. Dicen incluso que el actual es un momento histórico, comparable a la invención de la imprenta o incluso de la escritura, y que ha llegado el momento de retomar el control de nuestros hábitos de lectura.
Investigaciones científicas de todo el mundo apuntan en esa dirección. En Europa, más de un centenar de investigadores suman fuerzas en una plataforma con la que pretenden desentrañar los efectos de la digitalización en los distintos tipos de lecturas. “Es muy plausible que la lectura profunda sea menos compatible con la lectura en las pantallas y que sea más difícil concentrarse porque las redes sociales, los correos, los anuncios web compiten por la atención del lector. Ese es el patrón que emerge de numerosos experimentos”, indica Anne Mangen, del Centro para la Investigación y la Educación Lectora de la Universidad de Stavanger, en Noruega, y presidenta de la plataforma europea E-Read. El proyecto que preside Mangen ilustra la preocupación y el interés por el asunto. “Casi cada día tenemos investigadores que quieren sumarse al proyecto. Hemos tocado nervio”.


Una mujer lee el movil en el tren. /BERNARDO PEREZ (EL PAÍS)
Hasta aquí, la sinopsis de este artículo compuesta por tres párrafos introductorios de fácil lectura en Internet, con enlaces que le permitirán saltar a otras páginas. A partir de ahora viene el resto del artículo, mucho más largo y en el que se desarrollarán las afirmaciones arriba expuestas. Es muy probable, sin embargo, que usted no llegue hasta el final, que se distraiga y corra a comprobar los mensajes de su móvil o salte a otra web. No se preocupe, no será el único.
Maryanne Wolf, neurocientífica cognitiva de la Universidad estadounidense de Tufts, es un referente en la materia. “Temo que la lectura digital esté cortocircuitando nuestro cerebro hasta el punto de dificultar la lectura profunda, crítica y analítica”, explica por teléfono Wolf, quien accede a abandonar por unos minutos su encierro californiano, donde trabaja en su próximo libro sobre la lectura. “Nuestra mente es plástica y maleable y es un reflejo de nuestros actos. Las investigaciones nos dicen que ha disminuido mucho nuestra capacidad de concentración. Los jóvenes cambian su atención unas 20 veces a la hora, de un aparato a otro. Cuando se sientan a leer, tienden a reproducir esa lectura interrumpida y en zigzag. Tenemos que ser conscientes de que estamos en medio de un cambio muy profundo”.
Wolf cree que el momento histórico que más se asemeja a la revolución actual fue la transición de los griegos de la cultura oral a una centrada en la escritura. Sócrates, gran defensor de la cultura oral, protestó contra la cultura escrita, porque pensaba que era el único proceso intelectual capaz de probar, analizar e interiorizar conocimientos y de conducir a los jóvenes a la sabiduría y la virtud, explica Wolf. Las ideas escritas, creía, cortocircuitarían este proceso.

La sensación que producen las redes sociales de que siempre tienes que estar disponible para contestar
En 2010, David Nicholas presentó con la University College de Londres un estudio que dio la vuelta al mundo y que puso el foco en lo que llamaron la generación Google y que concluyó que los nativos digitales, nacidos a partir de 1993 eran más incapaces de analizar información compleja y más propensos a leer a toda prisa y de forma más superficial. Desde entonces, los teléfonos inteligentes y las redes sociales han ocupado parcelas y minutos de nuestras mentes antes liberados. El último informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) resalta la rápida penetración de los smartphones en España y cifra en 73,3 las conexiones por cada 100 habitantes. “Neurólogos y psicólogos confirman ahora que aquel diagnóstico no ha hecho más que empeorar. Nuestro cerebro ha perdido capacidad de concentración. La gente ya no quiere leer largo y profundo. El cambio es rapidísimo y los teléfonos inteligentes han acelerado este proceso porque hacen además que la gente lea en movimiento, lo que supone una distracción adicional. Las implicaciones para nuestra cultura y nuestra sociedad son inmensas”.
Andrew Dillon, catedrático de Psicología de la Información de la Universidad de Austin, en Texas, es otro de los grandes estudiosos del fenómeno y no alberga dudas de que “asistimos a un cambio en nuestra forma de leer. Durante siglos apenas ha habido cambios. Aprendíamos a leer y a lo largo de nuestra vida íbamos perfeccionando esa habilidad. Ahora todo eso ha cambiado. Vamos saltando de un vínculo a otro. Leemos mucho, pero de una forma muy superficial. Como sociedad, estamos perdiendo la capacidad de formular ideas profundas y complejas. Corremos el riesgo de estar atontándonos, de pensar de manera más simplista y fragmentada. Tenemos que dar a la mente la oportunidad de manejar ideas complicadas”.

Un rato para desconectar cada día

Los expertos como Maryanne Wolf, autora de Cómo aprendemos a leer, recomiendan reservar un tiempo cada día para desconectar de las pantallas y de Internet para recobrar el sosiego y la concentración necesarios para la lectura profunda. Wolf explica que no solo basta con sentarse y coger un libro. Aconseja dejar fuera de la habitación el móvil y la tableta para no sucumbir a la tentación. “Hay que hacer un esfuerzo consciente, porque cada vez nos bombardean con más información. La tecnología que hemos creado es un imán para la lectura superficial”, coincide Andrew Dillon, decano de la Facultad de la Información de la Universidad estadounidense de Austin (Texas).
Mangen, la investigadora noruega, ha realizado tres estudios empíricos en los últimos años para analizar el impacto de las pantallas en la lectura. En uno de ellos, chicos de 15 años leyeron textos de cuatro folios en papel y otros lo hicieron en formato digital. Cuando les examinaron de comprensión lectora, vieron que los que habían leído en papel habían comprendido mucho mejor el texto. En otro de sus experimentos participaron adultos canadienses a los que se les dio un relato muy triste. Los que leyeron en papel mostraron mayor empatía que los que usaron una tableta. Mangen, como otros expertos, advierte de que aún no se pueden extraer conclusiones generales, en parte porque habrá lecturas que se beneficien del uso de las pantallas, pero la profunda probablemente se resentirá.
La misma cautela transmite Ladislao Salmerón, uno de los dos representantes españoles en el proyecto de investigación europeo. Asegura sin embargo, que algunos estudios sugieren que la información digital nos proporciona la sensación de una falsa facilidad para analizar los datos y que el miedo es que esa sensación se traslade al ámbito de la lectura profunda, “uno de los actos más complejos del ser humano”. Salmerón, experto en hipervínculos de la estructura de investigación interdisciplinar de la lectura de la Universidad de Valencia, asegura que es muy difícil establecer una causalidad unívoca entre los hábitos de lectura digital y la concentración o la impaciencia. Ha estudiado el movimiento ocular durante la lectura de estudiantes de 13 y 14 años y ha concluido que los alumnos buenos en papel leen mejor también en digital, siempre que utilicen las estrategias de lectura profunda y no abusen del escaneo.


Dos mujeres utilizan el móvil en el centro de Madrid. / BERNARDO PEREZ (EL PAÍS)
Uno de los estudios a los que Salmerón hace referencia es el de R. Ackerman y M. Goldsmith, de la Universidad de Haifa (Israel), que concluye que los alumnos que utilizan la pantalla estudian menos tiempo que los que leen los mismos textos en papel, porque la lectura en pantalla genera la sensación de falso aprendizaje y dejan la tarea antes de tiempo. Otro, de la Universidad de Northwestern (EE UU), estudió a padres que leen a sus hijos con una tableta y otros que les leen un libro en papel. Estos últimos dedican más tiempo a comentar cuestiones relacionadas con la historia y su vocabulario, mientras los primeros comentan más elementos técnicos (cómo encender el aparato, para qué sirven los botones…) durante la lectura. Otro más, de la Universidad de Connecticut, examinó los efectos de la multitarea en los estudiantes y concluyó que los estudiantes que mensajeaban mientras leían un texto demostraban una comprensión lectora mucho peor.
Naomi Baron, lingüista de la American University y autora de Words Onscreen: The Fate of Reading in a Digital World, explica ha realizado experimentos con universitarios de Estados Unidos, Alemania, Japón y Eslovaquia que indican que se concentran más y mejor cuando leen en papel. Cita estudios que hablan de una cierta resurrección de la lectura en papel. “Hace tres o cuatro años, en Estados Unidos y en Reino Unido mucha gente pensó que la lectura digital iba a acabar con la lectura en papel. Los últimos dos años demuestran que la gente sigue comprando libros”. Para Baron, la cuestión no es tanto el soporte, papel o digital, sino más bien las distracciones inherentes a la conexión a Internet y a las redes sociales. “Tengo alumnos para los que la lectura es el tiempo que transcurre hasta el siguiente bip que les anuncia que tiene un mensaje en el móvil, que un amigo ha actualizado su Facebook, o que tiene un wasap. El problema es la sensación que producen las redes sociales de que siempre tienes que estar disponible para contestar. Es muy difícil concentrarse, porque la hiperconexión hace que temas estar perdiéndote algo. Somos socialmente más inseguros y estamos más estresados”.
Insiste además, en que la multitarea, a diferencia de otras actividades no mejora con la práctica. “Si tocas el violín y practicas mucho, acabarás tocando mejor. El problema es que cuando haces varias cosas distintas a la vez –estoy escribiendo y salto a comprar un billete por Internet-, los estudios psicológicos concluyen que no lo haces tan bien como si haces una sola cosa, por mucho que ejercites la multitarea”.


Una joven mira la pantalla de su movil. /BERNARDO PEREZ (EL PAÍS)
Los expertos como Wolf, recomiendan un tiempo diario de desconexión. No solo basta con coger un libro. Hay que alejar el móvil y la tableta para no sucumbir a la tentación. “Es importante reservar un tiempo cada día para leer desconectados de Internet. Hay que hacer un esfuerzo consciente, porque cada vez nos bombardean con más información”, aconseja Dillon.
Lector, ¿sigue ahí?
En España, el fenómeno está menos estudiado, en parte, porque la expansión de la vida digital ha sido más tardía que en el mundo anglosajón, explica Antonio Basanta, director de la fundación Germán Sánchez Ruipérez: “En España no hay estudios fiables”. Datos de la Federación de gremio de editores sí indican que se venden menos libros: 153.830.000 ejemplares en 2013 frente a los 228.230.000 de 2010. El último barómetro del CIS indica además, que la mitad de españoles no compró ningún libro en 2014 yque el 35% no lee nunca o casi nunca.
Al contrario que sus colegas anglosajones, Basanta mira al futuro de la lectura con gran optimismo. “La tele y la radio también iban a ser una catástrofe. Nunca se ha leído tanto en el mundo ni ha habido tanta información disponible. Si se maneja bien, puede ser algo extraordinariamente positivo. No se trata de poner puertas al campo, sin no de adiestrar a las personas para que extraigan el máximo rendimiento de los distintos tipos de lecturas, de la unívoca y de la plural. Picotear o leer con profundidad no son acciones antagónicas, son complementarias. Sí, hay una oferta que nos invade, pero lo que tenemos que hacer es tomar de nuevo el timón”. Basanta cree la escuela es el lugar en el que la convivencia de las lecturas debe convertirse en un objetivo prioritario. “El sistema educativo no les enseña esas capacidades”.

Corremos el riesgo de estar atontándonos, de pensar de manera más simplista y fragmentada
Un domingo de mayo, a última hora de la tarde, una quincena de personas se reúne para diseccionar Noticias de un secuestro de Gabriel García Márquez. Forman parte del club de lectura El Ciervo Blanco y la mayoría hace décadas que dejó atrás la escuela. En general, reciben Internet, los ebooks, las tabletas con los brazos abiertos, dicen que les permiten profundizar y acceder a información de una forma inimaginable hasta ahora. No tienen miedo a que su forma de leer se vea afectada por las nuevas tecnologías. “Tengo muchas décadas de libro. No creo que vaya a cambiar mi forma de leer de un día para otro”, piensa Susana Gutiérrez, una abogada de 52 años que hoy participa en la tertulia.
En la otra punta del corrillo literario se sienta Virginia Jiménez, maestra de primaria de 33 años. Su visión difiere bastante de la de sus colegas más veteranos. “Yo lo noto mucho. Ahora me cuesta mucho más concentrarme. A veces leo y tengo que volver a leer lo mismo porque no me entero”. Cuenta que sus alumnos sufren todavía más el cambio. “No se centran y tienen poca capacidad para esperar. Van muy rápido, a lo superficial y no entienden lo que leen, tampoco los que son buenos alumnos. Les preguntas dónde sucede la historia y te responden que la semana pasada”. Este artículo termina aquí. Ya puede pasar a la siguiente tarea.

Información Jurídica.

Se pueden reclamar los gastos ocasionados por acudir a servicios distintos prescritos cuando la mutualidad se niega a prestarlos.

Un seguro médico deberá abonar 14.575 euros a un asegurado que fue sometido a un tratamiento neurorehabilitador en un centro médico ajeno a la compañía.
 
Así lo ha determinado el titular del Juzgado de Primera Instancia nº 7 de Santander, que ha estimado la demanda presentada por el paciente, quien tras sufrir una lesión cerebral y ser sometido a una intervención quirúrgica precisó un tratamiento neurorehabilitador.
 
Ante la negativa de la compañía a prestar el servicio, consistente en fisioterapia y terapia ocupacional, el asegurado se sometió al tratamiento durante seis meses en una clínica de Madrid, ajena al seguro.
 
La aseguradora argumentaba que el tratamiento prescrito no estaba incluido en la póliza que daba cobertura al paciente, pues la rehabilitación cubierta sólo es la física o somática general, pero no la psíquica o psicológica, entre las que está el tratamiento neurorehabilitador y la terapia ocupacional recibidas por el asegurado.
 
Además, señalaba la compañía que tal tratamiento se llevó a cabo sin su autorización expresa y en un lugar no previsto en el contrato, motivos suficientes para que el juez desestimara la demanda.
 
La póliza no establecía límites a la rehabilitación
 
Sin embargo, el magistrado señala en su sentencia que la póliza “establece la cobertura de rehabilitación en general, sin especificar en qué consiste ésta, sin relacionar los tratamientos que se incluyen y sin establecer límites o exclusiones a los eventuales tratamientos rehabilitadores que pudiera necesitar el asegurado”.
Además, alude al informe del perito judicial, según el cual el tratamiento estaba encaminado a tratar las secuelas tanto físicas como psicológicas provocadas por la intervención quirúrgica, por lo que, según el juez, “el tratamiento neurorehabilitador de fisioterapia y terapia ocupacional recibido por el asegurado, entraría dentro del concepto de rehabilitación”.
 
Junto a ello, subraya el magistrado que la propia aseguradora “reconoce la ambigüedad del anterior texto de la póliza” en lo que se refiere a la cobertura de rehabilitación, ya que posteriormente cambió el texto de tal cláusula para excluir “expresamente el tratamiento aquí reclamado para futuros pacientes”.
 
Negativa “injustificada” a prestar el tratamiento
 
La sentencia también da respuesta a los argumentos de la aseguradora acerca de la necesidad de que el tratamiento fuera autorizado y en una instalación indicada por ella misma.
Entiende el juez que el caso juzgado no es un supuesto “en el que el asegurado acude de forma unilateral a un centro ajeno al cuadro médico de la aseguradora y pretende después repercutirle el importe abonado”.
 
Al contrario, señala el magistrado que la compañía mantuvo una “displicente conducta”, ya que “tras conocer su delicado estado de salud, el informe médico que recomendaba un tratamiento neurorehabilitador y la solicitud realizada en ese sentido, negó de forma injustificada, sin mayor motivación y amparándose en una interpretación arbitraria de una cláusula de la póliza, la cobertura solicitada”.
 
En este punto, alude la sentencia a la normativa sobre mutualismo que prevé la posibilidad de que el asegurado, ante la negativa por parte de la mutualidad a prestar la asistencia solicitada, acuda a servicios distintos de los prescritos y posteriormente reclame los gastos ocasionados. Señala el juez que esta previsión legal “es plenamente aplicable al presente caso”.
 
“La negativa de cobertura previa, sin información de centros especializados ubicados en el territorio de la póliza, legitimó al asegurado para acudir al centro especializado de su elección”, afirma el magistrado.

QUEN FOI ... ALFREDO NAN DE ALLARIZ ?

Alfredo Nan de Allariz



Escritor en Cuba e Arxentina
 naceu en Xinzo de Limia o 13 de maio de 1874. Emigrou á Arxentina onde se dedicou á vida comercial, desempeñando o cargo de tenedor de libros en importantes casas de Bos Aires


A obra do escritor Nan de Allariz está profundamente vencellada á emigración. Deste xeito, Arxentina e, sobre todo, Cuba foron o escenario preferente da obra deste escritor alaricano. Poeta e dramaturgo, Nan de Allariz sitúase entre os principais escritores da emigración galega.
Alfredo Fernández, coñecido polo alcume literario de Alfredo Nan de Allariz, naceu en Xinzo de Limia o 13 de maio de 1874. Emigrou á Arxentina onde se dedicou á vida comercial, desempeñando o cargo de tenedor de libros en importantes casas de Bos Aires. Foi colaborador de El Eco de Galicia publicado na capital arxentina. Axiña comezou a destacar como poeta e dramaturgo, tanto en castelán como en galego.
Tras regresar a España, conclúe os estudos de Bacharelato e inicia a carreira de Dereito que non chegou a rematar. Tras realizar un periplo por varias capitais americanas como actor e autor teatral, chegou en 1904 á Habana. Nesta cidade publicou en folleto o seu monólogo en galego Recordos d´un vello gaiteiro (1904), obra preparada polo autor para a función da Sociedad de Beneficencia de Naturales de Galicia celebrada o 25 de xullo de 1904. Axiña comezou tamén a colaborar na revista Galicia. Nan de Allariz colaborou tamén noutras publicacións galegas da Habana como GaliciaLa Tierra Gallega,Suevia ou Eco de Galicia, entre outras.
En xullo de 1904 foi nomeado como secretario da sección de propaganda do Centro Gallego. En 1905 foi elixido como secretario da comisión xestora que daría lugar á Asociación Iniciadora y Protectora de la Academia Gallega. Neste senso, cómpre apuntar que estaba en posesión do título de académico non numerario da Real Academia Galega. Até 1907 foi redactor do xornal La Unión Española. A partir de 1907 foi redactor do Diario Español e dirixiu a revista Follas Novas. En 1909 publicou o libro de versos Fume de palla: coleución de versos gallegos (A Coruña: Imp. y Fot. de Ferrer), obra que foi prohibida polo arcebispo de Santiago polas súas alusións anticlericais. En 1913 editou A golpes de hacha: hachazos poéticos (Madrid: Imp. de Juan Pueyo). No eido da narrativa publicou en 1920 Del salón al sotobanco: escenas de amor y navajazos y opulencias y miserias, entre damas y rufianes (Madrid: Imp. de Juan Pueyo).

Ademais do seu labor xornalístico, Nan de Allariz foi propietario das fábricas de tabaco La Flor de Lis e Galatea. En 1914 fundou na Habana o periódico O Tío Marcos, en clara referencia ao publicado en Galicia por Valentín Lamas Carvajal: O Tío Marcos da Portela (1876-1890). Publicación mensual, de efémera vida (só chegaron a saír tres números). Revista bilingüe e cun ton satírico. Boa parte dos traballos eran da autoría do propio director.
Destacou tamén na súa faceta como compositor musical de zarzuelas, pezas costumistas e operetas, como Sangre vienesa. Nan de Allariz foi tamén autor da zarzuela O zoqueiro de Vilaboa: boceto de zarzuela gallega n´un acto e tres cuadros. Neste senso, podemos engadir que Nan de Allaiz participou como autor en todas as súas composicións dramáticas.
Abandona Cuba arredor de 1920 regresando a España. Faleceu en Madrid en marzo de 1927.

Tim & Teresa Salgueiro - homem do leme (letra)

martes, 5 de abril de 2016

A chuva


Perguntas simples. Panamá.






       Á gente ficamos ja escépticos, já pouca coisa faz-nos pular a sangue nas veias. Tanta informação teledirigida, tanto dor as nossas vistas e que nada podemos fazer para aliviar, a impotência de vermos crianças, paes e maes,, tantos como os habitantes de  Espanha e Portugal juntos vagando  fora dos seus lugares fuxindo da morte.  Temo-los diante do nosso nariz e nem um pequeno acubilho  provisorio podemos fazer para acolhe-los.Talvez algúm día paguemos por isto. Deus não o queira. 
    ¿Cuanto tardaría os medios militares europeus em  fazer bases de acolhimento e controlo  dos mesmos a espera de que mude a situação?. Días. Nem caro sería. 

       Agora  chegam novas de Panamá, dinheiro acochado. Parabens os jornalistas que  nos dão estas noticias, embora sabemos que são noticias, vento que chega e se vai, nada mais. Temos a sensação de que tal vez seja melhor não saber, porque só parece que querem martelar em nós e recordarnos que somos parvos, afundir-nos mais no rencor e fazer-nos mais rancios no día a día. Queremos sorrir, ja sabemos que nos estão roubando mas que podemos fazer senão fingir que não sabemos nada.

      Ja o dizia o otimista M.Rajoy, hay que pensar en que la mayoría de la gente no es corrupta y que tiene valores, e havía que engadir, por tanto dejemos les robar en paz.O sea lo del sentido común rajoniano. 
      O final vai ter razão, manda truque. 
   
   

sábado, 2 de abril de 2016

SIRIA. Ouvir para crer: Guadalupe, a Irmã missionária que vive na Síria

Arrepía escutar  algumas coisas. Vale à pena escutar para conhecer



Algo de resumo das suas palavras.


“Basta de apoiar grupos terroristas! Basta de vender armas à oposição moderada, porque a oposição moderada na Síria não existe! Pensemos como seria fácil de acabar com tudo isto se se parasse a venda de armas”.(16:50 – 17:15)
“A queda de mísseis e projéteis são permanentes. Francoatiradores na cidade. Já sabemos que ruas estão cobertas por francoatiradores. Nesses sítios temos de correr muito. É a vida quotidiana desta gente. Sobretudo em bairros cristãos. A queda de projéteis são tão frequentes que as pessoas falam disto como da chuva. Utilizam o mesmo termo em árabe”.(19:10 – 19:34)
“Nós em particular já sofremos ataques muito próximos. Nesse sentido, já vi a morte passar muito perto – a uns metros, a uns minutos. Um dos ataques mais fortes que tivemos foi a cerca de 50 metros de episcopado onde vivemos (…) Havia um grande bosque. Quiosques ambulantes, tendas de refugiados. Tudo voou com a queda de um míssil. Não um projétil, um míssil que provocou 400 mortos. E centenas de feridos. Há uma da tarde. Eu nesse momento estava a subir para o terraço, no 4º andar. Saí para o terraço quando um dos sacerdotes me chamou do andar de baixo, e eu disse: ‘Padre, já venho são dois minutos’ (…) E o padre disse: ‘Não irmã, venha, desça’. Santa obediência! Fechei a porta, desci e dei apenas alguns passos até ao padre e cai o míssil”. (21:30 – 22:38)
“Os sacerdotes saíram imediatamente à rua para assistir as vítimas (…) Nós estávamos a tentar encontrar as nossas estudantes. Como vos disse, temos uma residência para estudantes universitárias. Faltava-nos uma! E encontrei-a, sentada num banco da catedral, no meio do caos e da confusão. Quando me aproximei ela gritava queixando-se que lhe doía o braço. Eu disse-lhe: ‘Deve estar partido, não é nada’. Para aliviá-la tirei-lhe o casaco e aí dei-me conta, ao tirar-lhe o casaco, que das costas lhe saía um ferro. Tinha um ferro cravado nas costas! Levámo-la a um hospital (…) e salvaram-na. O ferro tinha atravessado a omoplata e tinha perfurado o pulmão. Estava a asfixiar. Chama-se Edra”. (22:52 – 23:38)
“Eu tenho 42 anos e nunca me tinha ocorrido, até viver na guerra, acender a luz e dizer: ‘Senhor obrigado! Tenho eletricidade’. Ou quando chega a água. Mais ainda. Porque a água chega de 10 em 10 dias”. (29:41 – 29:56)