la periodista egipcia Mona Eltahawy disecciona
la situación de las mujeres en los países árabes. La enmarca con un
primer capítulo titulado “Por qué nos odian” en el que se lee: “El odio
islamista hacia las mujeres se ha propagado como el fuego por toda la
región y arde con más fuerza que nunca”. A partir de ahí, analiza el
hiyab: desde los motivos por los que ahora “hay más mujeres
que nunca con velo desde las primeras décadas del siglo XX” hasta las
posiciones sobre la cuestión en Europa (“estoy decepcionada con la
izquierda europea por no pronunciarse y defender que prohibir el nicab
es fundamental para los derechos de la mujer”), pasando por el
desmontaje del argumento de la libertad de elección que se esgrime para
defender el velo: elegir llevar hiyab es mucho más fácil que quitártelo;
defender la libertad de llevarlo en Occidente es hacerlo desde una
posición de privilegio y es dañino.
Es una discusión teórica complicada. Lo más grave que ha pasado en
España y en Europa es que un cierto marco de normas y de acuerdos se ha
roto por el sálvese quien pueda. Para corregirlo hay que reconstruir el
demos, hay que volver a pactar y eso no lo hacen sólo los individuos
sino la comunidad. Y no se reconstruye sólo con la izquierda sino con
mucha otra gente damnificada por esta ley
de la selva. Es lo que se necesita para volver a tener un país y no una
jungla sometida a los privilegiados. Reconstruir nuestro pueblo se hace
con los que piensan como yo y con los que no piensan como yo. Debe
haber un equilibrio entre los principios y el pragmatismo. Si sólo
tienes pragmatismo puedes acabar dando vueltas en círculo; si sólo
tienes principios te puedes convertir en un charlatán, en un fanático.
Hay una cierta izquierda que cree que sólo con decir la verdad ya se
puede ir a casa. Y no basta con decirla; hay que facilitar las
condiciones para que lo que se defiende no sea un brindis al sol sino la
posibilidad de una mayoría nueva. Eso, por fuerza, se hace con gente
que no piensa como uno.
entrevista a Iñigo Errejón.