Llevamos cinco días encerrados intentando entre todos vencer. Nos ha sorprendido todo. El mal definitivo siempre sorprende, no hay que buscar culpables, es la hora de la unión, la solidaridad y la disciplina social. Nunca soñé, ni de lejos, ver las calles vacías y que una ciudad se esconde. Me pasma la concienciación de la gente, lo serio y bien que lo llevamos aquí, al menos. Me quedo con eso. Creo que el miedo está presente, pero no sólo el miedo a la enfermedad, que todos pensamos que podemos pasar, es normal. Me refiero el miedo a la crisis económica y su repercusiones. Pueden cambiar muchas cosas, tal vez. De momento me alegro de los pasos políticos que se están dando. La política expansiva, el crédito, las políticas sociales de protección de los puestos de trabajo y de los trabajadores. De momento ya van dos cientos mil trabajadores incluidos en planes de ERTE, esperemos que todo aguante. Es cuando te sientes partícipe de un Estado y de todos los que estamos en él. La nación estatal es algo muy importante en la que confluimos muchas voces y opiniones y es la herramienta más social que puede haber para vencer unidos en un mismo interés e ideal.