Cesarismo, Luis Racionero.
El paso de la democracia al cesarismo –que es un retorno del gobierno a la desestructuración, lo informe, la arbitrariedad dictatorial– lleva varias etapas: al inicio de la democracia el poder pertenece al intelecto noble, responsable y puro. Introduce la carta de derechos y la igualdad bajo la ley. Sin embargo, pronto se ve que puede usar los derechos constitucionales sólo si tiene dinero. El liderazgo pasa del intelectual idealista al hábil negociante, el burgués. Empieza a controlar el voto y los votantes por medio de la maquinaria política. La prensa, poderosa arma de propaganda, deviene parte influyente e insidiosa en esta maquinaria.
La democracia, por medio de sus periódicos y revistas, expulsa el libro de la vida mental de la gente. Por medio de la prensa, la educación masificada y la propaganda, enseñan a la gente a pensar menos por sí misma y aceptar lo que ofrece la prensa –y la radio y televisión–. La gente lee un periódico, su periódico, que hipnotiza el intelecto de la mañana a la noche, promueve los libros que quiere y elimina los que no le convienen.
Por el dinero, la democracia se destruye a sí misma, después de que el dinero haya diluido el intelecto. Los líderes nobles y morales del inicio de la democracia son reemplazados por políticos sin escrúpulos ni sabiduría. Así germina el cesarismo en el terreno de la democracia degenerada.
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