Como casí siempre ocurre, por un acaso, me encontré la publicidad del último libro del escritor, famoso, Lorenzo Silva. Especialmente me gustó su video de promoción en la Televisión Andaluza, que dejo pegado al final del post. Viendo alguna sinopsis y sus entrevistas me entré el gusto de lanzarme a una lectura del libro. Como el tema me atrae o me apasiona aveces, me entró en ansia de entregarme a su lectura.
Una vez finalizada esta, en un santiamén para lo lento que soy, me es grato poder divulgar que ha valido la pena. Que disfruté, aprendí y gocé con el libro. Este está trabajado, documentado y magníficamente relatado, de tal forma que ni te enteras de su lectura al meterte en el intenso mundo de la preguerra y el fatídico trienio guerra-civilista. No había leído a Silva, pero tengo que reconocer que su reconocimiento público como escritor de éxito no es gratuito, está bien ganado. En esta obra se muestra como un escritor con mayúsculas.
Andava y ando estos días y anteriores con temas de la guerra civil. De forma circunstancial me envolví en el asunto por la búsqueda de antecedentes del familiar de un amigo del que conserva ciertas relaciones con la falange en Ourense en el período de represión. No encontré de momento nada, pero el hecho de empezar a meterme en materia me ha hecho más fácil leer más libros y empaparme más del ambiente. Aunque uno cree que sabe mucho del tema, del que tal vez más se haya escrito, pues no es así. Esta puesta a punto, en la madurez, de lo que fué la España del XIX mitad del XX me está ayudando más que nunca a intentar comprender más la situación de la época, los motivos, las causas, intentar ser un poco objetivo etc. Este libro es una reflexión equilibrada contra mitos y relatos tendenciosos. Es más que nada una reflexión profunda desde los orígenes del escritor, la guerra de África y el dilema ético ante la sublevación ante la República de un militar con mucho honor y dignidad.
Tengo que añadir que realmente a partir de vídeos y lecturas sobre el desastre de Anual me metí un poco en el tema de la guerra colonical en el Rif. De ese tema si que tocaba de oído y realmente no sabía nada. Es muy importante empezar por ahí, porque de ahí surge todo lo demás. La guerra en Africa nos trajo mucha desgracia. Nos trajo a un Ejército africanista que después fué el Ejército que se subleva. Nos trajo muerte y desgracias para el pueblo que pagaba con la vida de sus hijos un servicio militar largo e injusto, pues sólo los pobres iban a la guerra. Nos trajo una dictadura y la caída de una monarquía de un Rey que estaba inmbuido en esa guerra.
la novela empieza y termina casi con la misma escena.
Goded acaba de llegar de Mallorca para hacerse cargo de la sublevación de Cataluña desde Barcelona, llama dos veces a Aranguren para cominarle e influenciarle para que se una con toda la Guardia Civil de Cataluña a la Sublevación. Aranguren contesta al telefóno delante del Director de Seguridad de la Generalitat de quién depende funcionalmente, otro militar el Capitán de Caballería Escofet. Aranguren le dice a Goded ante la amenaza de este de fusilamiento que si le fusilan habrán fusilado a un militar que ha cumplido con su deber; por el contrario si le fusilan a él será un militar sublevado contra el Gobierno. De forma paralela, Silva nos va a hablar de sus abuelos. Uno por influencia de Goded, que es su Teniente Coronel, en el Rif se hará militar; el otro, conoce en Alhucemas a Aranguren y más tarde como polícia en Madrid está a las órdenes de Aranguren que es jefe de la Policía en Madrid. Este nexo es el que conduce a narrar la historia desde la guerra colonial en Marruecos hasta la sublevación que termina primero con el sufilamiento de Goded y más tarde con la entrada de los "nacionales! en Barcelona, con el fusilamiento de Aranguren.
Pues bien, como ya hemos dicho, Silva arranca para hablar de la vida de Aranguren y la guerra civil, de Anual, Desembarco de Alhucemas, en fin la desgraciada guerra colonial con el Rif que tantos males trajo. Todo se inicia en África y sus abuelos participantes en esa guerra conocen a los principales actores de la novela (Franco, Goded, San jurjo, el propio Aranguren, Pozas, Varela etc. etc. ). Ese vínculo de la historia de sus abuelos es la historia de la España de a pie que malvive y sufre aquellos acontecimientos. Su vida es consecuencia de todos aquellos avatares que culminan en Barcelona con la heróica actuación de Aranguren con la Guardia Civil, el fusilamiento del General Goded ante el fracaso de la sublevación. Después vendrá el dominio de las masas anarquistas y revolucionarias de la gestión del ejército de la República que abocan a un fracaso anunciado como así fué. Con este fracaso llegó el juicio y fusilamiento de Aranguren.
Triste el papel de aquellos militares que permaneciendo fieles a la República se encontraron con la mala gestión, falta de autoridad, anarquismo y desorganización, viéndose frustrados o ninguneados. La derrota estaba cantada y el gran misterio es como tardó tanto en terminar aquél infierno de tres años de lucha fratricida.
Algunos párrafos del libro.
Africanistas. Batet.
Mola.
En contraste con la tranquilidad y el optimismo de que hace gala Aranguren ante los periodistas mientras comparece junto al director general reién nombrado, MOLA, que continúa aún en Madrid, está escondido y temiendo seriamente por su integridad. Permanecerá oculto varios días más, hasta su entrega a las nuevas autoridades, que junto al exministro del Ejército, Berenguer, y el almirante Aznar, lo envían a prisión en tanto se instruye la causa de sus posibles responsabilidad penales por los hechos acaecidos en los últimos dás del régimen anterior; en especial, los incidentes en torno a a facultad de Medicina. Despuués de padecer durante varios meses un encierro cuyas condiciones, según su testimonio, fueron vejatorias, tanto para él como para sus compañeros, quedó en libertad pendiente de juicico. Tras decretarse su pase a la reserva en agosto de 1932, se vió obligado a malvivir fabricando juguetes, al tiempo que escribiía las memorias que dió a la imprenta en 1933, merced a los oficios del librero editor Jun Bautista Bergua, un personaje de veras extrordinrio, de quién es imposible resistirse a ofrecer una mínima reseña.
San Jurjo. Goded
....Las consecuencias de aquellos hechos es que Azaña decide cesar a Sanjurjo al frente de la Guardia Civil , lo que no causa ningún alborozo al general, aunqeu para suavizarle el trago se le permuta el puesto por el director general del cuerpo de Carabineros, el general Miguel Cabanellas, que pasa a la dirección general de la Guardia Civil. Desde eses momento, empieza a gestarse en Sanjurjo un descontento creciente contra la República, que termina desembocando en el intento de golpe de Estado que encabezará en Sevilla el 10 de agosto de 1932.
En la intentona está implicado, entre otros, el general GODED, que ha cesado mes y medio antes como jefe del Estado Mayor Central. Su cese es consecuencia de un incidente en Carabanchel con el teniente coronel Mangada, uno de los conspiradores republicando destinados en Jaca en diciembre de 1930, que se le insubordina después de que Goded cierre una aolcución con las palabras Viva eSPAÑA`.... Y NADA MÁS. oMITIENDO EL REGLAMENTARIO VIVA A LA REPÚBLICA. DE AQUELLOS HECHOS, ASÍ COMO DEL RELEVO DE gODED, DISPONEMOS DE UN JUGOSO RELTO EN LOS DIARIOS DE AZAÑA, DEL QUE NO ME RESISTO A HACER UN EXTRACTO.
En la anotación del 27 de junio se lee lo siguiente:
A las once se presenta Goded. Hemos hablado hasta la una y media. Estaba como si tal cosa, y no parecía sospechar que hubiese incurrido en nuestro desagrado. Lo más caluroso de cuanto me ha dicho es un ataque furibundo a Mangada ( de quien ya me habló el otro día, descubriendo una prevención a la que no di importancia entonces y que es un dato muy significativo, después del susceso de hoy); le tacha de loco, de comunista, de falso y desleal etc. Hace larga historia de sus relaciones personales: son de la misma promoción se tutean. Psee cartas de Mangada que no quiere publicar por no perderlo en concepto de sus compañeros. Le ha hecho muchos favores. Mangada estuvo comprometido en lo de Jaca, pero es un cobarde- dice Goded-, y el día de la rebelión estuvo en mi despacho del ministerio para probar la coartada. ( Goded era entonces subsecretario). En una ocasión, habiéndole protegido para que pudiera atender a al curacón de una hija, Manga le basó la mano. Cree que es un envidioso. Lo de esta mañana ha sido una provocación, que llevaban preparada. Cuando se entera de que he destituido a los otros dos generales, pide que se le releve a él también, porque si no le dejo en mala postura.
-¿Con quien ?
-Con mis compañeros.
- He destituido a los otros porque tenían allí mando y han producido una situación de la que deben responder. Usted estaba allí invitado, y no tiene mando. ¿Ha hecho usted algo malo ?
-Yo creo que no, señor ministro.
GODED Y AZAÑA.
.....A continuación, Azaña indaga sobre lo ocurrido y, en particular, le pregunta a Goded por qué no ha dado el viva a la República. Goded le dice que porque creía que casi nadie lo habría contestado. A lo que Azaña le pregunta si no es republicano. Le responde el general :
-Siempre lo he sido. Yo he sido el único genral que le dijo al rey la verdad, antes de marcharse. Y yo fue quién le dijo a Berenguer, cuando lo de Jaca, que el país no estaba para fusilamientos.
Goded empieza a hablar de su persona, y me traza el cuadro de sus méritos y servicios( bien recompensados, creo yo, por grandes que sean, pues mientras sus compañeros son comandantes, o tenientes coroneles, él es general de división), de su gran prestigio en el ejército, de la enfermedd que contrajo en Marruecos, de su carrera truncada. etc.
Le hago notar cómo no lo he desconocido, colocándolo en el puesto más importante. Entonces me da un poco de jabón, declara que me está agradecido, me elogia mucho, y dice que si al principio no me conocía, ahora sí, y lo proclama por todas partes.
Finalmente, volvió a rogarme que le quitase del cargo. Naturalmente pienso quitarle, y he de hacerlo antes de la sesión de Cortes de mañana, para que cuando me interpelen sobre lo de hoy, estén impuestas las sanciones. Pero lo que no puedo explicar es que conviene proceder con Goded de modo distintos que con los tros dos.
y a renglón seguido, se despacha Azaña con este suculento retrato del personaje al que durante meses ha tenido a sus órdenes, y al que en otra anotación inmisericorde ha motejado de "pedantuelo":
Goded es listo , inquieto y ambicioso, aunque muy cauto, y por cautela no se comprometerá abiertamente en nada; de precavido que es, no está bien con casi nadie. Sería una torpeza que yo le empujase, por la violencia, a ponerse entre los que conspiran contra la República o contra el Gobierno. Esta razón.... es la que me mueve a llevar con él las cosas de otro modo. Goded tiene amigos en el ejército, aunque no tantos como él se imagina; en África por lo mismo, es quizás el general que tiene más enemigos en el ejército. Le acusan de intrigante, de autoritario, de cacique. Por eso él ve de ran mala gana que se revisen los ascensos por méritos de guerra; dice que ese propósito es transigir con el espíritu de las antiguas juntas de defensa ( juntas de oficiales que se opusieron al ascenso por méritos de guerra de los militares africanistas). Yo he procurado reconciliar a ÇGoded con el régimen y con la política general de la República, empresa que no habría intentado con otros, que son simples mamotretos. Con este hombre pequeñillo, avistpado y algo cascarrabias , el intento me parecía útil, y para mí, personalmente,de buen juego. Creía haber conseguido bastante, me ha dejado decir por ahí el propio Goded. Mas, por lo visto, lleva dentro reconceres inextinguibles. Lo siento porque me habría gustado utilizarlo en cuanto hubiese depuesto sus últimas reservas. De todos modos, dado el carácter del generl, no quiero desahuciarlo, ni darle un pretexto para levantar bandera, ni forzarlo, por amor propio, a que la levante.
.....Tenía que acabar hoy lo de Goded, y para acabarlo deseaba yo saber a fondo cómo está su ánimo. no se imaginará él nada de esto. Le avisé sus despacho para que viniese a verme en la mañana. Procuré ponerle a sus anchas, le traté afectuosamente, le recordé cómo he procurado que me ayudase en mi trabajo y en mis planes, etctera.; el hombre se ha confesado, no sé si a pesar suyo. Estaba nervioso, un poco sofocado, a veces emocionado, procuraba ccominar las pasiones que se le salían por la boca. Mi impresión de conjunto es que lleva dentro un escorpión. Rencor, despecho, envidia, ambición frustrada, mierdo: de todo tiene. Gran descubirimiento. Le he dicho: "General, con ese ánimo no se puede vivir".
REncor a sus émulos o rivales, a quienes ve en candelero, y a la situación en genral, que ha siminuido el papel que antes tenían los militares. Miedo a la indisciplina de la tropa. Una vez más me ha recordado las atrocidades de los soldados rusos con sus jefes cuando triungó el bolchevismo: " Crucificaron a los coroneles", me dice con espanto. Despecho, porque si su carrera hasta ahora es singular, ya no será teniente general, ni capitán general ( empleos suprimidos por la República), ni probablemente ministro, ni presidente del Consejo Supremo, etc. y los generales del antiguo régimen ( es decir, todos) no se resignan a que un divisionario no tenga más importancia social o política que un magistrado del Tribunal Supremo o un inspector de caminos; todos, desde la Academia, soñaban con ser virreyes. Odio contra los "extremistas" del ejército ( que suelen ser unos pobres diablos); me ha hablado también de mangada: "le corresponden seis años de prisión", ha dicho. Enconado por la revisión de empleos, que si se hiciera rajatabla le costaría descender a coronel, según dicen. Soberbia por la importancia se se atribuye: "Muchos han venido a proponerme locuras, pero gracias a Sanjurjo y a mi, no ha ocurrido ya una barbaridad en el ejército" MOLA
"La nuetralidad del elemnto armado antes las contiendas políticas es la buena doctrina. Esta buena doctrina se ha olvidado con demasida frencua; pero hay que convenir que de ordinario fueron personas extrañas a los organismos castrenses los que , explotando el espítud romántico de estos , les indujeron a tomar parte en las luchas, para luego proceder contra ellos, so pretesto de extirpar un militarismo que se cultivó para apoyarse en él. Caro han pagado el Ejército y la Marinas estas colaboraciones".
Aunuqe quizá sorprenda al lector desprevenido, las palabras anteriores están tomadas de Tempestas, Calma y crisis, la segunda parte de las memorias de Emilio Mola sobre su paso por la Dirección General de Seguridad . REsultó paradójico leérlas pensando que , apenas tres años después de publicarlas, el autor se dejara "inducir" para ser el cerrebro de un nuevo Alzamiento Militar qe tendrá no pocos beneficiarios no uniformados y obrará, entre otros funestos, el efecto secundario de elevar el antimilitarismo español hasta cotas insuperables.
JOSE ANTONIO.
La victoria del Frente Popular es rotunda: favorecido por el sistema electoral mayoritario, suma 263 diputados frente a los 156 de las derechas. a Falange, pese al carisma de su líder, no consigue ni un solo diputado, lo que la empuja a apostar aún más por la vía violenta. En cuanto a los comunistas, esos a los que temen los hijos de Aranguren y contra cuya hegemonía inminente despotrica Primo de Rivera, no suman nada más que dieciséis diputados, una cifra irrisoria en unas corrtes que cuentan casi con cinco centenares. Pese a todo, el discurso de José Antonio , con la aquiescencia de la derecha derrotada, va calando en el ánimo de muchos, sobre todo el de muchos uniformados ; unos por esa ofuscación más o menos romántica de la que hablaba Mola; otros, entre los que el mismo se incluye, porque a la vista del resultado electoral, y antes de que vuelvan a librarse de ellos, creen llegar la hora de ajustar cuentas pendientes. Entre todos, van a convertir esa deriva comunista en una profecía autocumplida.
Al día siguiente de las elecciones, celebradas el día 16 de febrero, algunos de los más destacados jefes militares, entre los que figuran nombres como los de Franco y Goded, sopesan la posibilidad de impedir la formación de gobierno de izquierdas que las urnas determinan. Entre los más vehementes se halla Goded, premiado por el Gobierno anterior con la dirección de la Aeronáutica Militar y la III inspección general del Ejército, y resentido con la República, y en especial con Azaña, que se perfila como nuevo jefe de Gobierno. Su animadversión era tal que ya mes y medio antes, a la disolución de las Cortes, había llegado a plantear la posibilidad de impedir las elecciones mediante un alzamiento. Al igual que en aquella otra ocasión enfrían los ánimos los jefes más cautelosos, y en particular Franco, que ocupaba la Jefatura del Estado Mayor Central. Las posibilidades de que triunfe un golpe sin la debida prepración son escasas, porque todos temen, o dan casi por cierto, que tendrán enfrente a las fuerzas de seguridad, incluidas la Guardia Civil y la aguerrida Guardia de Asalto, que cuentan con profesionales curtidos y non un hueso fácil de roer.
Y es que en la noche del 16 de febrero Franco ha sondeado al general Pozas , el nuevo inspector general de la Guardia Civil nombrado por el Gobierno, y al general Miguel Núñez de Prado, que está al frente del cuerpo de seguridad y Asalto. Ambos militares, tan africanistas como él ( o todavía más, en el caso de Pozas, que aguantó la campaña hasta el final ), le han hecho ver que mantendrán su lealtad a la República. No parece casual que una de las medidas que en los días siguientes toma el gobierno de portela Valladares, aún agarrotado por la victoria de las izquierdas y por su propia derrota, sea rodear de guardias civiles a los cuarteles sospechosos. Y semejante disuasión surte efectos.
Como los hechos se encargarán de demostrr, el golpe queda simplemente aplazado, y desde ese momento hay mentes que se empeana , sin tregua, en su preparación. TAl es, sin duda, el caso de Goded, pero quién con más ahinco se aplicará a la tarea es el qeu quizá está más dolido con esa izquierda republicana vendedora, que lo expulsó del ejército y lo redujo poco menos que a la indigencia: el todavía jefe del ejército español en el protectorado de Marruecos Emilio Mola Vidas, autor de un panfleto titulado El pasadi, Azaña y el porvenir, en el que arremete conra las reformas militares del que se apunta como nuevo hombre fuerte del país, y del que no espera favor alguno.
El ctaclismo está y aservido. Sólo falta buscarle pretextos.
Más Información.
( Sinopsis e información sacada de Internet, pero que no he guardado el enlace y la fuente de donde procede. Mis disculpas )
El fracaso del alzamiento militar en Barcelona el 19 de julio de 1936 y la consiguiente supervivencia de la República y la Generalitat de Cataluña durante los tres años siguientes tiene nombres y apellidos injustamente olvidados: José Aranguren Roldán, el general jefe de la Guardia Civil en Cataluña en el momento del estallido de la Guerra Civil, quien se negó a sublevar a sus tropas. Mantenerse fiel a su juramento de lealtad a la República le costaría su fusilamiento tres años después, el 21 de abril de 1939, por orden de Franco poco días después del fin de la contienda con el triunfo del bando nacional.
Su figura, olvidada por la historia, es rehabilitada ahora por el escritor Lorenzo Silva en su nueva novela, Recordarán tu nombre (Destino, 496 páginas, 19,90€), que pretende "recuperar la memoria de las muchas personas dignas a las que las atrocidades de la Guerra Civil pasaron por encima y les destruyeron la vida injustamente".
"Si mañana me fusilan, fusilarán a un general que ha hecho honor a su palabra y a sus juramentos militares. Pero si mañana le fusilan a usted, fusilarán a un general que ha faltado a su palabra y a su honor". Con estas palabras respondía ese 19 de julio Aranguren (Ferrol, 1875- Barcelona, 1939) a la petición de adhesión a los sublevados que le hacía el general Manuel Goded Llopis, el que fuera su compañero de armas en la Segunda Guerra de Marruecos y ahora jefe del alzamiento en Barcelona, en una llamada telefónica a su puesto de mando en la Conselleria de Gobernación de la Generalitat Catalana, que tenía las competencias de orden público.
En el momento en que Aranguren pronunciaba esas palabras, a juicio de el autor madrileño, también era consciente de que si vencían los sublevados, estaba condenado pues conocía no solo a Goded, sino también a los otros generales sublevados, como Franco y Mola, y sabía que "no iban a tener piedad con él".
"Sin ninguna duda el papel de Aranguren fue determinante para que fracasara la sublevación en Barcelona", sostiene en una entrevista con RTVE.es Lorenzo Silva, que rebate al argumento de que fuera la fuerza revolucionaria del pueblo, galvanizada por los anarquistas en Cataluña, la que parase a los rebeldes -"esa fuerza revolucionaria también existió en Zaragoza pero cayó el primer día porque la Guardia Civil se sublevó y desarmó y neutralizó a esas masas"-. Y, abunda Silva, dos nacionalistas catalanes como Frederic Escofet, entonces comisario general de Orden Público de la Generalitat, y el diputado Rubió y Tudurí, también admiten en sus memorias que "fue la Guardia Civil la que decidió la jornada y, si se hubiera ido con los rebeldes, el golpe habría triunfado".
El olvido de la historia
A juicio del autor, la razón por la que la figura de Aranguren permanece olvidada obedece a que el "digno papel" que jugó "no ha sido del interés de nadie": ni de los vencedores de la Guerra Civil, porque, no solo no se sublevó como otros generales veteranos de Marruecos, sino que hizo fracasar el alzamiento en Cataluña; ni de la izquierda republicana, porque "el relato de un héroe que era un general de la Guardia Civil afea el relato romántico de que fue el pueblo en armas el que salvó la República"; ni de los nacionalistas catalanes, para quienes no es "especialmente reivindicable que la Generalitat la salvara un general gallego".
bolchevique confiesa que llevaba tiempo queriendo escribir sobre la Guerra Civil, una temática de la que no cree que haya "muchos libros" sino "muchos malos libros, tanto literaria como históricamente" y "pocas buenas novelas", por lo que el hallazgo de la historia de Aranguren fue lo que le dio el impulso final. A Silva también le agarró la historia de Aranguren porque cuando vio su fotografía vio la cara de su abuelo Manuel, que no fue guardia civil sino guardia de seguridad, "y no lo mataron, pero sí le echaron de la policía y su vida quedó truncada también por la guerra". Una vez iniciada la investigación, para la que contó con la colaboración de sus descendientes después de que su bisnieto le escribiera ofreciéndosela, descubrió que su otro abuelo, Lorenzo, estuvo casualmente en la Guerra de Marruecos bajo el mando de Goded y que fue este el que le convenció de que no dejara el Ejército para marcharse a Argentina, con lo que pudo conocer luego a su abuela y así nacer su padre y luego él.
Entre las cosas que más sorprendieron en su investigación al escritor, que es Guardia Civil Honorario desde 2010 por su contribución a la imagen del cuerpo por, entre otras cosas, sus novelas policiacas protagonizadas por los guardias Bevilacqua y Chamorro, están el descubrir que Aranguren y Franco tuvieron un trato estrecho cuando coincidieron durante unos meses en 1932 en Galicia, el primero como jefe de la Guardia Civil en Galicia y el segundo como mando de la 15ª Brigada de Infantería de Galicia. Con frecuencia cada uno visitaba al otro en su domicilio acompañado de su familia, pero eso no impidió a Franco fusilar a Aranguren tras el triunfo nacional y desoír todas las peticiones de clemencia de la familia: "Cuando Franco ordena que lo fusilen, ordena fusilar a alguien cuyos hijos conoce, conoce a quienes iba a dejar huérfanos".
Franco, el personaje sin piedad
Mientras que para Silva, si bien Goded jugó un papel histórico "nefasto" al dar el golpe que "desestabilizaría" Cataluña para siempre, fue un hombre "notable", "competente" y "con cabeza" responsable de la victoria en la Guerra de Marruecos gracias a su "pensamiento estratégico".
Por el contrario, no encuentra "ningún tipo de redención" para Franco, como demuestra la orden de fusilamiento de Aranguren: "Es una persona sin piedad, es una persona calculadora que incluso pone a otros por delante para él ir seguro. Me parece un ser humano y un personaje histórico absolutamente nefasto, y además era cruel. No trajo nada bueno y le hizo perder medio siglo a mi país. No puedo reivindicarlo de ninguna manera".
En este sentido, el autor de Recordarán tu nombre no puede entender cómo Franco sigue "enterrado en un mausoleo que es la glorificación de su figura sostenida con copiosos fondos públicos" mientras que Aranguren está enterrado como un rebelde que fue condenado y luego "amnistiado como si fuera un delincuente", por lo que aboga por que se revoque la sentencia que se dictó contra él y se "rehabilite su memoria".
Respecto a la iniciativa aprobada por el Congreso la semana pasada para exhumar los restos de Franco del Valle de los Caídos, Silva cree que Franco debe ser devuelto a su familia para que lo entierren con el "respeto que deben tener los restos de cualquier otra persona" pero en el entorno familiar "y no permanecer en un monumento que glorifica su figura con cargo a los fondos del Estado". "Yo creo que si este país en algún momento recupera la cordura, eso sucederá, y sucederá sin alharacas. Tampoco hay que hacerlo como un ensañamiento con los restos de un cadáver. un cadáver debe ser sacado respetuosamente y enterrado respetuosamente en otro lugar, pero no debe estar allí", afirma.
Y es que para Silva la razón de que siga existiendo una brecha en España tras la Guerra Civil estriba en que "en lugar de reivindicar a las personas dignas de los dos bandos, que las hubo a miles, España sigue empeñada en reivindicar, o disculpar, sus crímenes y a sus criminales". "Yo conozco muchas personas dignas del bando nacional y algunas están reivindicadas en mi libro. Cuando alguien se comporta dignamente y procura reducir un mal en lugar de causarlo, me da igual la bandera bajo la que sirva, para mí esa persona en la memoria histórica merece respeto y homenaje. Pero cuando una persona en lugar de reducir el daño lo que ha hecho es aumentarlo y encarnizarse con enemigos indefensos, sea cual sea su bandera, para mí no merece ninguna glorificación", sentencia Lorenzo Silva, cuyo libro cree que "repara mínimamente las heridas que deja la historia avasallando a personas dignas y dejándolas enterradas en la cuneta".
VIDEO DE PRESENTACIÓN DEL LIBRO.
https://www.youtube.com/watch?v=KMZDmfAueM8&t=71s
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