jueves, 5 de diciembre de 2019

Notas soltas. El pecado y el cambio de sexo

      Coincidimos para tomar café. Tertulia habitual y esporádica. Temas de actualidad y cierto humor. Sus ideas son, digamos, para etiquetarnos y situarnos  más conservadoras que las mías habitualmente. Hablamos  de lo que iba saliendo  en la actualidad y poniendo puntos de vista. Entre risas y chistes resbalaba algo de ideología, aunque nos conocemos . El punto crucial llegó  cuando uno de los contertulios  expuso que venía extasiado y alucinado con que una niña de diez años se haya cambiado de sexo y hubiese hablado en la Asamblea de Extremadura. 
      Por no cerrar puertas y  darle  un poco de chance, le dije que   el hecho de exponerse en público y hablar en la Asamblea ya formaba parte de algo personal, que yo no lo haría, y que es la responsabilidad de sus padres. Por otro lado me parece normal y natural que a esa edad  pudiera ocurrir algo así. Eso existe como vemos y porque esperar a los veinte años cuando un niña ayudada por su padres puede comprenderse a si mismo y aceptarse en su totalidad física y sexual. 
      Estas palabras pronunciadas por mí levantaron las pasiones viscerales de no sé que moralidad y pensamiento. Consideraron que mis palabras eran un completo desatino. Que no era posible que pensara así. Que estaba utilizando el humor etc. Les dije que no que creía en lo que decía y me parecía algo impropio de personas "preparadas" y de nivel universitario ese pensamiento. 
       Su argumento se centraba en la ideología de los padres y lo más grueso, que los padres tienen el poder de manipular completamente a sus hijos y que era obra de sus padres. 
       Como perla última me afirmaron que a esa edad nadie siente necesidad de cambiarse de sexo, ni tiene esa necesidad, en todo caso a los dieciséis con mucho. 
      Mi asombro llego al paroxismo, no podía dar fe de lo que oía. Con cariño les dije que  era la naturaleza, que ellos debían revisar sus  planteamientos al respecto. En el fondo pienso que confunde cambio de sexo con  actividad sexual, cuando hablan de los dieciséis. 
      Debo confesar que  la capacidad de sorpresa es infinita. Nunca imaginé que llegaran a tanto en su  pensamiento. Siempre he tratado de conciliar y  salvar al máximo el enfrentamiento ideológico  con la  creencia, que a veces no cumplimos, de que es imposible convencer al otro de lo que tu crees, que es casi peor, que nunca te va a dar la razón, por regla general. No obstante creía que estábamos cruzando una línea roja, y que debía contraponerse otra forma de pensar a lo que yo consideraba una antigualla de pensamiento, sin base. De nada sirvió poner el ejemplo de los cambios de mentalidad y pensamiento que se han ido haciendo acervo cultural de nuestra sociedad. Podíamos citar el divorcio, la tolerancia del mundo gay, el respeto al pensamiento etc. para comprender que estaban en el punto cero de la comprensión de la sexualidad personal y que a los diez años una persona tiene conciencia sexual, como es lógico y que no es una piedra, que a los dieciséis se convierte en sujeto sexual. 
       El mundo es así, y la convivencia tiene estas aristas, y estas sorpresas. 
      

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