La migración bárbara y el primer milenio.
Una revisión de cómo nos contaron la historia de las migraciones.
La historia, antes de la Segunda
Guerra Mundial, consideraba que la migración era un fenómeno de importancia
trascendental en la transformación de la Europa bárbara. Es como la seña de
identidad del primer milenio. La migración germánica a gran escala durante los
siglos IV y V acabó con el Imperio Romano de Occidente y estableció nuevos
modelos lingüísticos y culturales en el norte.
Es la época en que LOS GODOS procedentes
de la costa septentrional del Mar negro se desplazaron más de dos mil
kilómetros hasta el Sudoeste de Francia en tres estas distintas a lo largo de
35 años. (376-411). LOS VÁNDALOS recorren en la misma época el doble de kilómetros
para acabar en las provincias centrales del norte de África, previa estancia en
España (411-430) de veinte años. LOS
SUEVOS ocupan una región concreta, la Gallaecia romana en su parte más
occidental, especialmente el norte de Portugal y el Sur de Galicia. Los
ANGLOSAJONES, procedentes de Dinamarca y el Norte de Alemania llegan a las
Islas Británicas.
Un siglo más tarde, no obstante más
importancia tuvo, supuestamente, la migración ESLAVA. Su origen es objeto de
debate y es dudoso de donde proceden una variedad de pueblos hablantes de
idioma eslavo que a partir del siglo VI y durante doscientos años van ocupando
grandes extensiones de la Europa central y oriental. Estos territorios antes
ocupados por germánicos de modo que la ascensión de los eslavos supuso un
cambio cultural y político enorme. Crea así la TERCERA ZONA LIGÚSTICA DE LA
EUROPA MODERNA, junto a las lenguas románicas y germánicas.
LOS ESCANDINAVOS, después con sus
migraciones de los siglos IX y X completan el milenio de migraciones masivas en
Europa. La importancia escandinava es muy grande en esta época, así crean o
colonizan ISLANDIA y las Islas Feroe; los vikingos crean Danelaw en Inglaterra
y el ducado de Normandía en el continente. Otros escandinavos desempeñan un
papel fundamental en la creación del primer estado ruso en Kiev.
EL GRAN RELATO.
Se entiende por tal la forma de contar
la historia de las migraciones hasta 1945. Se narran de forma asertiva
normalmente y dándole un papel mitológico y fundamental a la misma.
Hasta 1945, pese a todas las
discrepancias doctrinales de como fueron y que significaron las migraciones,
una premisa era aceptada como fundamental: es que la migración de los bárbaros
desempeñó un papel fundamental formativo enorme en la historia de Europa. Se
exageró seguramente al darle un papel trascendental a las migraciones del
milenio. Se pensó que determinados grupos de emigrantes pusieron los cimientos
de entidades políticas tan duraderas y tan extensas como por ejemplo
Inglaterra, Francia, Polonia, Rusa, por no hablar de los estados eslavos que
abrieron el camino hacia la independencia de los imperios multinacionales de
los siglos XIX y XX. Durante el período de entreguerras la proporción de
estados nación de la Europa moderna que remontaban los orígenes de su ser
nacional a los emigrantes del primer milenio era enorme. Esta visión compartida
y mitológica es lo que los historiadores han llamado el “Gran Relato”.
Algo fundamental en el Gran Relato
era una determinada visión de naturaleza de las unidades de población que
emigraba. Aparte de no estar muchas veces bien documentada la visión,
independientemente de la información histórica que existiera se hablaba de que
grandes grupos compactos de hombres, mujeres y niños que se trasladaban juntos
de manera deliberada de un hábitat a otro. Como esos grupos migratorios eran
considerados el principio de las futuras entidades con distintividad continuada
era natural aplicar esa visión a todos ellos. De es modo todos los grupos
migratorios del primer milenio- documentado o no – pasaron a ser vistos como grandes grupos de población
culturalmente distintivos y biológicamente autorreproductores que pasaron de un
punto A a otro B, sin que por suerte les afectara a ellos el fenómeno
migratorio.
Una buena analogía de lo dicho
anteriormente sería la llamada de las bolas de billas rodando por la extensión
de una mesa de fieltro. Algo hace mover las bolas, en ese caso la
superpoblación del origen, pero cada bola será la misma en todos los lugares
por donde pasa y llegarán pura al final de su recorrido. Esta teoría fue
aplicada en particular a los pueblos germánicos de los siglos IV-V, pero
también a los eslavos y escandinavos. Pueblos como serbios, croatas y
eslovenos, por ejemplo, hacían remontar su historia a poblaciones migratorias
cohesionadas el primer gran milenio. O el caso de España con los visigodos.
Este gran relato del primer milenio
formaba a su vez parte de un relato más extenso que explica de forma sencilla
la población de Europa en tiempos prehistóricos. La historia antes de 1945 se
escribía como una secuencia de de grupos de población más avanzados que iban
sucediéndose unos a otros como fuerza dominante en el paisaje europeo. Los
agricultores que llegan del Este reemplazan a los recolectores-cazadores, los
que emplean el cobre sustituyen a los de la piedra, los que emplean el bronce
con los del cobre, y así hasta los del hierro. Todo ello grupos de población
que vienen de fuera y dominan y se adueñan del paisaje europeo. Finaliza el
Gran Relato dando relevancia al primer milenio como el testigo de las últimas
migraciones que configuran la historia del continente desde la última
glaciación y marca la historia de una Europa poblada por entidades con una
historia continuada, o lo que es lo mismo grupos que se habían mantenido
intactos y no se habrían visto afectados por otras migraciones y se recolocan
por decirlo así en el mapa europeo. Se ordena a través de las migraciones toda
la historia.
Todo es más complejo. Mejor que bolas de billar el movimiento de las identidades colectivas que se movían, eran bolas de nieve. Bolas que se van formando a medida que avanzan en su camino, que se asocian y protegen para formar nuevas identidades que les dé seguridad frente a los enemigos tanto romanos como de su propio hábitat. No hay naciones organizadas jerárquicamente que se ponen en movimiento con su claro propósito de ocupar el territorio B del Imperio. Hay bases de identidades colectivas unificadas en raza, lengua, cultura, pero muy atrasadas en el concepto de organización política. El gran relato nos hace la ficción histórica de pueblos organizados, ocupación o invasión de otros, limpieza étnica, nueva cultura y nueva lengua. Como veremos a través de " Emperadores y Bárbaros", no hay tal, con la claridad y simpleza que el "gran relato" nos transmitió la historia.
La mitificación nacionalista, especialmente en la época nazi, ayudó aún más a buscar orígenes épicos en las grandes naciones del siglo XX.
Todo es más complejo. Mejor que bolas de billar el movimiento de las identidades colectivas que se movían, eran bolas de nieve. Bolas que se van formando a medida que avanzan en su camino, que se asocian y protegen para formar nuevas identidades que les dé seguridad frente a los enemigos tanto romanos como de su propio hábitat. No hay naciones organizadas jerárquicamente que se ponen en movimiento con su claro propósito de ocupar el territorio B del Imperio. Hay bases de identidades colectivas unificadas en raza, lengua, cultura, pero muy atrasadas en el concepto de organización política. El gran relato nos hace la ficción histórica de pueblos organizados, ocupación o invasión de otros, limpieza étnica, nueva cultura y nueva lengua. Como veremos a través de " Emperadores y Bárbaros", no hay tal, con la claridad y simpleza que el "gran relato" nos transmitió la historia.
La mitificación nacionalista, especialmente en la época nazi, ayudó aún más a buscar orígenes épicos en las grandes naciones del siglo XX.