El grande debate de las migraciones.
Crisis de identidad.
En el gran debate sobre las identidades
colectivas, antes y después del gran relato, un punto de partida fundamental es
la interpretación completamente nueva, surgida en la época de postguerra, de cómo los seres
humanos se juntan para formar unidades
sociales más grandes.
sociales más grandes.
El Gran Relato partía, en primer lugar, de que entre los pueblos bárbaros migrantes en este primer milenio, había unas
identidades colectivas del llamado modelo bola de billar y daba por supuesto que los seres humanos siempre aparecían en grupos
compactos de hombres, mujeres y niños, que estaban esencialmente cerrados a los
extraños. En este mundo autónomo se
reproducían a través de la endogamia.
En segundo lugar, en lo que esencialmente
es la misma teoría de la identidad colectiva desarrollada a largo plazo, se
daba por supuesto que existía una continuidad directa y tangible entre los
grupos inmigrantes del primer milenio y
las naciones homónimas de la Europa moderna. Así los polacos eran descendientes
directos del pueblo eslavo de los polianos, los ingleses de los anglosajones, los españoles de los visigodos etc.
Según la teoría las identidades naciones del XIX eran antiguas e inalterables y
su antigüedad les confería una legitimidad que prevalecía sobre las
pretensiones de cualquier otra forma de organización política. Sin duda fortalecía, este pensamiento, el
sentimiento de independencia de los grandes imperios europeos de la época.
Es un continuo que se irá repitiendo en la
narración de la historia para todos los acontecimientos. Contamos la historia
como nos gustaría que fuese y no como realmente ha sido. Buscamos
justificaciones inventadas partiendo de un
fin principal, normalmente, el fortalecimiento de crear al Estado-Nación
de hoy de los antecedentes y mitos que justificarían su elección y designio histórico.
Para los nazis, las naciones habían
existido siempre. Eran la forma básica
de organizar las grandes comunidades. Por supuesto la nación de los germanos había controlado en otro tiempo gran parte de Europa, con la dimensión añadida de la supuesta superioridad
racional germánica. Todo ello acabo creando campos de exterminio como ya sabemos.
En resumen, a día de
hoy, más allá de las diferentes
interpretaciones, podemos asegurar que Europa no ha estado poblada desde el
primer milenio (d.c.) por grandes bloques
de población conscientes de unos vínculos nacionales distintivos que
configuraran de un modo habitual su vida
y sus actividades. Las identidades nacionales
que empezaron a imponerse en el
XIX, no supone, como algunos dicen, que fue la exposición de algo que estaba siempre ahí; la reaparición de algo que estaba escondido. La nación había existido como raza propia siempre. Sin los medios de
comunicaciones de masas del XVIII y el XIX, habría sido imposible reunir en
comunidades nacionales unas poblaciones
numéricamente tan grandes y
geográficamente dispersas.Las condiciones de medios, transporte, deslocación etc. influye como es lógico en la creación de identidades colectivas, que harían muy distintas las del siglo I de las identidades colectivas creadas en el XIX.
La identidad, según los últimos estudios
antropológicos, tiene que ver más con la percepción que cada uno tiene de
pertenecer a esa identidad, más que de elementos mesurables. La percepción de
la identidad que el individuo tiene en su mente y la forma en que el individuo
es percibido por los demás. Así personas
que tienen la misma cultura y rasgos diferenciales, incluida la lengua, pueden considerarse que pertenecen a identidades sociales
diferentes. En cambio individuos con
distintas culturales pueden tener la percepción de que pertenecen a un mismo
grupo.
Barth considera que la “identidad colectiva debe entenderse como un
constructo situacional evanescente, no como un hecho permanente sólido”.
Antes de la Segunda Guerra Mundial la
Identidad colectiva era vista como algo inalterable y un dato definitorio de la
vida de un individuo Los estudios arqueológicos
de Leach han demostrado que la identidad de grupo de un individuo puede cambiar
y que de hecho cambia y que un individuo
puede tener más de una identidad colectiva. Hoy los ciudadanos de la UE, por
ejemplo. Los ciudadanos con doble pasaporte etc. Son un ejemplo del cambio que
sufre el concepto de identidades colectivas.
Una vez que hemos sacado el velo del “Gran
Relato”, podemos intentar ver con la luz de la objetividad, el estudio arqueológico
y sin la pasión de la justificación
nacionalista de la raza, los movimientos
migratorios y la mezcla de identidades colectivas en la creación de Europa.