A primera vista parece un león.
Y es.
Pero tiene la delicadeza del ciervo,
la paciencia del gato,
la lealtad del perro,
la solidaridad de las aves, que se ayudan en el
vuelo,
el sentido del honor del toro de lidia, que se
crece con el castigo,
y la inteligencia de los raros hombres que dan
prestigio a la condición
humana.
Gallego tenía que ser.