MIGRACIONES Y DESARROLLO
Las viejas formas de concebir el primer milenio dieron lugar a un Gran Relato de cómo surgió una Europa más o menos reconocible a partir de un antiguo orden mundial de dominación mediterránea a lo largo mil años de invasiones y de limpieza étnica. Las nuevas informaciones disponibles y, entre otras cosas, las nuevas concepciones de la identidad colectiva y de las migraciones han acabado eficazmente con esa visión, y ya es hora de sustituirla por una nueva.
LA MIGRACIÓN Y EL DESARROLLO DEBEN SER
CONSIDERADOS CONJUNTAMENTE, y no mantenidos parte como fueran dos líneas de
explicación contrapuestas. Se trata de fenómenos interrelacionados, que sólo
juntos pueden explicar satisfactoriamente cómo pudo acabarse con el dominio de
los pueblos del Mediterráneo a manos de los bárbaros del norte y del este, y
cómo de los restos del naufragio del orden mundial de la Antigüedad surgió una
Europa reconocible.
Los factores económicos son uno
de los detonantes principales de la
migración. Se ha demostrado una y otra vez que las desigualdades que las
desigualdades de los niveles de desarrollo económico o de la disponibilidad de
recursos naturales entre dos zonas hacen que el flujo migratorio entre ellas sea más que probable,
siempre y cuando, eso sí, la población inmigrante valore también los bienes que
son más accesibles en el punto de llegada.
En los estudios sobre
migraciones ofrecen también nuevas formas de plantarse los efectos de los
movimientos migratorios, de cómo hacer un cálculo de si debeos considerarlos un
fenómeno más o menos importante en cada caso en concreto. Gracias al legado de
la hipótesis de la invasión, las discusiones de este tipo en el contexto del
primer milenio se complican con la cuestión de cuál fue el número de
emigrantes. ¿Estamos hablando de “migraciones en masa” o de un fenómeno menor,
más parecido a la transferencia de élite? Y según las cifras de las que
hablemos nos veremos obligados a reajustar al alza o a la baja los cálculos en
torno a la importancia de los flujos migratorios. Pero como las fuentes del
primer milenio no aportan nunca datos incuestionables en lo tocante a cifras,
no es de extrañar que los debates acaben a menudo en punto muerto. Por
consiguiente, tiene potencialmente bastante aplicación la definición relativa,
más que estadística, de migración en masa que adopta generalmente la
bibliografía sobre migración comparada. Pues en realidad ¿Qué es lo que
constituye una migración en masa? ¿Un
10%, un 20% de la población del punto de destino? ¿O que cantidad? En teoría una oleada de migración sería un número pequeño desde el punto
de vista del lugar de destino, pero muy grande desde la visión del país de
origen. En el caso de una transferencia
de élite puede constituir para la población de acogida un fenómeno demográfico
más importante. Poniendo fin a estas sutilezas los estudios sobre migración,
definen a la migración en masa como una afluencia de seres humanos,
independiente de cuál sea su número, que cambia la distribución espacial de la
población en cualquiera de los extremos, esto es, en el punto de partida o en
el de llegada, o en los dos, o que provoca un impacto en el sistema social o
político, de nuevo en cualquiera de los extremos, o en los dos a la vez.
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