El 15 de Abril escribía un largo post en pleno confinamiento por la pandemia del Covid 19.
Estamos en noviembre, han pasado site meses y muchas cosas, tal vez sea el momento, de retomando la reflexión hecha hace tanto tiempo, de ver como ha ido el asunto relacionado con la pandemia y como vemos el futuro. El post del 15 de abril lo escribí en pleno confinamiento de la llamada primera ola del virus. Ahora para centrarnos estamos en la anunciada entonces segunda ola. Comenzaré por decir que el ámbiente social no es ni mucho menos el mismo de Abril, tampoco mejor, pero si distinto.
Estamos viviendo la segunda,y anunciada segunda oleada. Los casos son menos que en la primera, las UCIS están más preparadas, se hacen más tests, la población se autoexige más, está generalizado y asumido el uso permanente de la mascarilla. No obstante, siguen habiendo muchos casos de contagio, la desescalada se hizo muy precipitada y a lo loco, coincidiendo que era verano y con la llegada del Otoño se generalizó el contagio en toda Europa a niveles altos.
Las medidas de control de la pandemia son muy variadas y diferentes del primer confinamiento. En aquellas fechas hubo un duro aislamiento y plan de choque de la población que consiguió doblegar la curva de contagio. Aquél primer confinamiento generalizado en toda España, fué modélico y fue en aquél ambiente nacional en que escribí mi reflexión al respecto y que he citado al inicio. Hoy se ha optado por un sistema de descentralización de medidas que van desde el confinamiento parcial a ciertos controles que afectan al derecho de libre circulación y de reunión. En base a una ratios de contagio y saturación del sistema público de Salud, las comundiades autónomas dictan normas para todo su territorio o para áreas o zonas comarcales que consideran necesario. La actividad económica y la enseñanza funcionan casi con normalidad. Dependiendo de que zona se ciñen más las medidas al control de la hostelería y el turismo y transportes. La enseñanza funciona con normalidad, salvo excepciones. Estos dos factores citados dan evidentemente otra imagen de movimiento en la sociedad que faltó en el primer confinamiento.
Se ha querido, con buen criterio, tratar de combinar economía y salud,haciendo de la autodisciplina y mentalización de la sociedad una base de lucha contra el contagio. Eso si, cuando es necesario se han cerrado bares en el interior, posteriormente también terrazas, se ha prohibido las reuniones de no convivientes etc.
En resumen, seguimos en plena ola de contagios tal que si bajamos socialmente la guardia es probable que caigamos en la calamidad social al colapsarse el sistema de salud. El frió aumenta la probabilidad de contagio.
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