Es un viejo tema, pero no por viejo y repetido deja de sorprender. ¿Hasta donde se puede estirar la libertad de expresión? Donde termina el límite y colisiona con el derecho fundamental al honor, la dignidad, la buena fama que debe presuponersele a cada persona?. La información , la denuncia, la investigación periodística es fundamental para una democracia fuerte. El lanzamiento de bulos, las fake news, el injuriar o calumniar, sin una base fáctica es la muerte de una verdadera democracia. No podemos anhelar a vivir en el mundo perfecto, pero podemos intentar acercarnos los más posible. Nos da igual Ábalos o Juan Sin Tierra, no nos importa la persona, si nos preocupa la falta de respeto de algunos medios con los ciudadanos consumidores de notícias. Si hay algo fundado que afecte al funcionamiento público de un cargo político seremos los primeros en exigir una dura condena que beneficia y mucho la higiene democrática. Pero no tenemos necesidad de ser parte , sin quererlo, en un montaje fantástico, sin pruebas sobre la vida íntima de una persona. Si hay algo, no amenacen,sean claros y les apoyaremos.Pero no nos gusta que nos convoquen de comparsa en la plaza del pueblo para que asistamos a la quema de herejes, sin saber porque los condenan.
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