Allá por el año 1973 apareció por aquí un larguirucho con media melena y
cara chupada que venía del mejor equipo de Europa en aquel momento el Ajax de Ámsterdam.
Vino para quedarse, pues echó cinco temporadas como jugador en el Barça. Se iba y
volvía pero siempre mantuvo en Barcelona su casa familiar y allí nacieron sus hijos. Puso a
su hijo el catalán nombre de Jordi, aunque tuvo que inscribirlo en Holanda con
ese nombre. En Barcelona se casó su hija con un catalán y aquí murió.
Cuando él llegó en España todo era novedad. Recientemente se había permitido fichar a jugadores extranjeros, entre los que no se contaban a los hispanoamericanos que eran oriundos de familia española, y solamente había dos extranjeros por equipo. Su llegada fué toda una novedad revolucionaria. Yo que andaba en mis bachilleres y viviendo apasadionamente mi mundo futbolero, el personaje no me cayó bien al principio, tengo que decirlo. Supongo que influiría que en aquel momento yo era un fiel devoto madridista y un apasionado de mi ídolo, mi compatriota Amancio, que creo estaba ya jubilándose de los estadios.
Cuando él llegó en España todo era novedad. Recientemente se había permitido fichar a jugadores extranjeros, entre los que no se contaban a los hispanoamericanos que eran oriundos de familia española, y solamente había dos extranjeros por equipo. Su llegada fué toda una novedad revolucionaria. Yo que andaba en mis bachilleres y viviendo apasadionamente mi mundo futbolero, el personaje no me cayó bien al principio, tengo que decirlo. Supongo que influiría que en aquel momento yo era un fiel devoto madridista y un apasionado de mi ídolo, mi compatriota Amancio, que creo estaba ya jubilándose de los estadios.