La polarización política puede ser definida como el vaciamiento de posiciones moderadas o centristas en beneficio de posiciones extremas. Ello han contribuido hoy en el mundo el enfrentamiento entre de los dos partidos americanos, de las apariciones de Podemos y Vox, así como la cuestión catalana.
Todo ello provoca un clima que desemboca en la intransigencia política o lo que es lo mismo las descalificaciones sectarias y un tono general de confrontación, como conclusión una situación en la que es difícil llegar al consenso.
Esta situación fue la que imperó en Europa en los años veinte y treinta con las conclusiones que conocemos. Esta situación impidió en esta época una alianza entre clases sociales que pudiese dar una estabilización al sistema político. No fue así y la polarización fascismo/comunismo tuvo sus resultados.
Ahora bien, no podemos sacar conclusiones de esos años para la situación actual, afortunadamente. La situación de polarización actual existe pero es más artificial que real, es más espuma. No hay modos nuevos de organización social detrás de los polos de enfrentamiento. Nadie pone en duda la democracia representativa ni el sistema capitalista.
Esta polarización actual no es buena y provoca más enfrentamientos culturales e ideológicos que de fondo en cuanto al modelo económico.
Como causas de la misma, Cuenca, nos relata que son : el déficit democrático, la falta del poder real de los gobiernos que tienen muy poco margen de decisión, lo cual deja el debate de fondo en periferias culturales e ideológicas. Miremos para el panorama político actual español y lo comprobaremos de forma clara.
Más causas que alimentan esta artificial polarización son las redes sociales y las fake news. En este campo las ideas de la derecha y la derecha más extrema se han propagado de forma exponencial, copando las redes de información en la misma cocina del votante con consignas falsas muchas veces pero las más polarizadas en aquellos temas más sensibles y que bien adornados pueden encender la mecha del enfrentamiento.
Tiene mucha importancia también el mundo globalizado, el neoliberalismo como ideología del orden existente, que transmite la idea de polarización y de enemigo al que niegue esta existencia.
El caso es que esta polarización se transmite al terreno más personal de los ciudadanos que al situarse a uno u otro lado de los polos, presentan una sociedad que intensifica la diferencia entre individuos.
En esta misma línea y enlazando con el articulo DE JORDI ÉVOLE, digamos que no son buenos tiempos para los matices o estas a favor del independentismo catalán o no, o estás con los taxis o con los VTC, aquí no hay términos medios. O estás o no estás con la oposición en VENEZUELA, si no estás es que estás con Maduro y punto. Es tal cual, y se nota desde las conversaciones de café hasta las tertulias de las televisiones y radios.
Aquellos conciliadores de la transición, el consenso, el intentar ver en el otro algo que nos uniera par avanzar en lo común desde el respeto al diferente, hoy no vale. Conozco a una persona que por considera lo que eres por la gente que sigue en Twiter y aunque le muestres que sigues a Abascal y a Pablo Iglesias a la vez, no le vale, porque el pecado es para el que sigas a Pablo Iglesias, en este caso. Y uno se pregunta , si no sabes lo que dice, o al menos un poquito, como es que puedes opinar con tanta virulencia de lo que dice. No importa lo que diga, no quiere ni verlo, el ya através de sus grupos de Wasap recibe lo que necesita, o sea la información que precisa y por encima se la dan ya masticada y adobada con sus fake news, chistes complementarios etc. Ya par que no tenga que pensar y entre directamente en eficacia y sentencie. " a la hoguera".
¡Oh España de la vieja Santa Inquisición porque no te liberarás de tus viejos fantasmas¡.
LOS CEREBROS HAKEADOS VOTAN. YUVAL NOAH HARARI. El país 06/01/2018
Me reconozco admirador de YUVAL. He leído , y releido, sus dos libros de mayor éxito y disfruto con esa visión sociológica e histórica de la historia pasada y futura sobre la humanidad y del hombre. Visión atrevida, pero razonable aunque aveces parezca de ciencia-ficción en cuanto al futuro se refiere.
Uno de sus Leif-motiv de sus ensayos es la insistencia en el futuro relacionado con el control del cerebro humano. Ya sea a través de las drogas o la robótica en un mundo plenamente tecnológico. Su fe en el futuro de las drogas y el pesimismo sobre el control robótico de la humanidad dan miedo, pero es para pensarlo. En esta continuidad de pensamiento, se refiere un poco a todo este artículo que comentamos, pero centrado en algo bien concreto como es la relación del control del cerebro humano por otros entes y el voto político de las democracias liberales actuales.
LA LIBERTAD HUMANA ESTA EN JUEGO, comienza Yuval. Y lo está por los nuevos descubrimientos científicos y tecnológicos. Él, Yuval, que parte en sus teorías sobre el hombre de que es fundamentalmente un conjunto bio-quimico que reacciona como tal a sus influencias bioquímicas dando poco margen a su libre albedrio. El que une las constantes genéticas a las citadas bioquímicas, que disminuyen el factor del libre albedrio en las decisiones humanas. Con su pesimismo existencial , Yuval, nos viene a decir que la libertad de elección y el pensamiento y discrecionalidad es una quimera. Si si a ese individuo bio-químico, mediatizado , le insuflamos un ambiente tecnológico y robotizado en el futuro, el resultado es alarmante.
Es en este punto donde pongo discrepancia o mejor dicho, duda, sobre el pensamiento de YUVAL, no sólo porque el salto parece muy fuerte, más allá de su crueldad y radicalidad, sino también por la falta de optimismo antropológico, que nos aboca a la desolación.
Yuval, entra en materia repitiendo sus máximas sobre el liberalismo. Primero definiendo que el liberalismo es el pensamiento heredado y la gasolina con que funcionan las democracias liberales actuales. Para entendernos, en su concepto somos todos liberales, olvidándonos de la oposición liberal/conservador. Ese LIBERALISMO ha aguantado o resistido a la demagogia de siglos de dictadores y autócratas que han intentado eliminar la libertad desde fuera. Eso está claro y es detectable por el liberalismo actual. Ahora bien, el liberalismo hoy no sabe como defenderse de tecnologías capaces de corroer la libertad humana desde dentro.
El liberalismo defiende la libertad humana porque considera al hombre superior a las demás especies animales. Y como ya hemos dicho, Yuval , en esto es transgresor al negar la mayor. Los sentimientos y las decisiones humanas son consideradas como la máxima autoridad política y moral en el mundo actual. Para Yuval, como explica en sus libros, este mito de liberalismo está fundamentado en la teología cristiana que concede a Dios la facultad de castigar o premiar al pecador o al buen creyente.
El hombre tiene voluntad pero no es libre. Sus pensamientos y deseos no le ocurren porque el quiere, el no los elije. Le aparecen per se, por su condición bio-química.
El libre albedrío fue útil. Gracias a el se luchó contra ideas como el Ku-Klus Klan o contra la homofóbía etc. pero hoy día el más manipulable es el que crea en el libre albedrío. Porque una persona que toma un decisión, compra algo etc. se ve satisfecha consigo mismo si lo ha hecho por su libre albedrio, aunque considere que está mal, le reconforta la idea de que lo ha hecho por que si, por su libre albedrio. Sin duda el escéptico del libre albedrio, dirá que no ha examinado que esa decisión es fruto de influencias o de sus propio carácter etc.
Es especialmente importante conocer nuestros puntos débiles porque son las principales herramientas de quienes intentan piratearnos. Los ordenadores se piratean a través de líneas de código defectuosas preexistentes. Los seres humanos, a través de miedos, odios, prejuicios y deseos preexistentes. Los piratas no pueden crear miedo ni odio de la nada. Pero, cuando descubren lo que una persona ya teme y odia, tienen fácil apretar las tuercas emocionales correspondientes y provocar una furia aún mayor.
La inteligencia artificial y la bioingeniería están a punto de cambiar el curso de la evolución, nada menos, y no tenemos más que unas cuantas décadas para decidir qué hacemos. No sé de dónde saldrán las respuestas, pero seguramente no será de relatos de hace 2.000 años, cuando se sabía poco de genética y menos de ordenadores.
¿Qué hacer? Supongo que necesitamos luchar en dos frentes simultáneos. Debemos defender la democracia liberal no solo porque ha demostrado que es una forma de gobierno más benigna que cualquier otra alternativa, sino también porque es lo que menos restringe el debate sobre el futuro de la humanidad. Pero, al mismo tiempo, debemos poner en tela de juicio las hipótesis tradicionales del liberalismo y desarrollar un nuevo proyecto político más acorde con las realidades científicas y las capacidades tecnológicas del siglo XXI.