Escrever é esquecer. A literatura é a forma mais divertida de olvidar a vida (Fernando Pessoa)
Aquí unos extractos de unos escritos sin editar llamados : "Cuando fui Suetonio". Historia de alguien,célibe y agente secreto de una Organización mundial, muy célibe y muy secreta, ligada a intereses muy vaticanistas.
Capítulo II. Capítulo III.
Introito
León . Abril 2017
Un día recibí un email sorpresivo. Un antiguo amigo, me escribía y me mandaba un archivo con unos escritos que narran hechos personales , titulados "Cuando fui Suetonio". Quien me remitía esto era mi amigo de la infancia y de internado, en el seminario salesiano de Cambados, Carlo Andai Amodo. Nos habíamos conocido y convivido en Cambados con los padres Salesianos. Aquellos años oscuros y de despertares sociales y cambios que eran la década de los setenta nos dejó marcados más allá de lo mucho que nos aporto a la vida. Sea como fuera, había sido nuestra vida y era la mejor del mundo. Allí en Cambados, a medida que el tiempo nos iba haciendo mozos nos fuimos desgajando unos de otros, por vicisitudes varias que iban surgiendo. Nosotros tampoco controlabamos ni teníamos medianamente programados nuestros futuros. Cada uno era de una zona de Galicia, de Asturias y León. Personal vario, predominantemente rural, de familias de origen pobre como el ochenta por ciento de la población de la época, pero que empezaba a emerger social y económicamente. Nosotros eramos la divisa, en muchos casos de sagas familiares, que por primera vez en su historia tenían a alguno de los suyos, dedicado al estudio y no ya al trabajo de supervivencia. Como es lógico fuimos perdiendo el contacto a medida que iban saliendo otros horizontes, incluidos los de continuar desarrollando la vida eclesiástica, que en principio era el fin para el que estabamos allí, se suponía.
El email que pongo a continuación fue en principio una sorpresa y la vez un reto reto de emociones y aventura. Orgulloso por un lado de que me hubiera elegido a mi para comunicar lo que quería decir. Por otro lado pensaba que tal vez me estaba utilizando y que fui lo más fácil que encontró casualmente para contactar con alguien de la infancia, que eso mismo se lo podía haber ofrecido a otros. El caso es que con todo lo que vivió tantos años después de dejar de vernos, veinticinco concretamente, me resultaba raro que no hubiese tenido otro contacto de confianza en su vida para depositar y hacer públicos estos escritos que parecían unas memorias. No lo pensé más, y me situé en la parte romántica de la situación, o sea quise ver que tenía que responder a un potencial que llevaba dentro y que me habían impuesto en mi educación del colegio, y la lealtad a las amistades indelebles de la infancia, que formaba parte de la educación recibida,buena y exclusiva que de aquellos años. Educación que parecía nos marcaba a fuego a unos con otros. Me quedé con este pensamiento positivos , y así me expresaba los suyos Carlo, por eso estoy publicando esto.
De Carlo Andai Amodo para Manuel.
Querido Manuel, tal vez te sorprendas al recibir este email y el archivo adjunto. Primero saludarte, fuimos compañeros en nuestra infancia-adolescencia en el seminario en Cambados. Hace muchos años que no sabemos nada el uno del otro, pero facilidades que da la vida, por medio de las redes sociales he sabido de ti, un mundo nuevo de encuentros que nunca imaginaríamos, nos permiten volver a retomar nuestras vidas. No me he atrevido a ponerme en contacto contigo por razones que tal vez más tarde comprenderás, pero sé más o menos de tu vida, de tus pensamientos y tus inquietudes. Una vez más gracias a las redes, a los algoritmos, a San Google y demás corte celestial de la Internet. Me alegro de como te va, y te sigo a diario.
Las nostalgias de los tiempos pasados son imborrables y nuestra vida tan estrecha en el internado más. Me hace mucha ilusión poder contactar contigo aunque sea tarde y de esta manera. Como ya te dije, te leo en las redes y también sigo tu blog, de bloguero aficionado. Esta afición tuya, mi antigua amistad, tu sentido de la lealtad así como tu inquietud por la información es lo que me ha animado o me anima a darte estos escritos que iba a llamar memorias, pero me parecía excesivo y quise titularlo "Cuando fui Suetonio", que son más o menos parte de lo que ha sido mi vida. Digo parte, porque el resto es interesante como la de tanta gente, pero que no están ahí. Cuando hablo como Suetonio es para dar a conocer que hice con mi vida durante quince años arrastrado a vivir para una organización secreta muy especial. Dejé un buen puesto de funcionario público, me sumergí en un mundo nuevo, viví el vértigo de una nueva vida arrastrado a ello por nuestro amigo en común Cosme Danoz Freijedo, al que conocimos los dos, y tratamos, en Cambados. Nadie me obligó a ello, el riesgo, la aventura y el cambio de una vida rutinaria y vulgar, y la amistad me empujaron a ello. No me arrepiento, porque siempre me quise a mi mismo con mis errores, pero si daría marcha atrás, si pudiera, pero son tiempos pasados.
Con lo que te mando no busco popularidad, ni comprometerte. Sólo es necesidad. Necesidad de que alguien me escuche, y que con esa información haga lo que quiera.Necesito contarlo. El silencio ahoga y mata, la comunicación nos libera. Te he elegido para ello a ti y tal vez a todos los que lean esto algún día, si tu lo ves factible, contarlo. Me emociona el pensar que aunque sea en futuro alguien me entienda, y se acuerde de mis experiencias vividas. Es humano, creo que lo entenderás.
Mi vida, ahora mismo no está segura del todo, corro peligro, tengo certezas de que puede que en no mucho tiempo desaparezca. Cosme murió, o lo mataron,tal vez nunca lo sabré. No te diré donde estoy ahora y que hago porque no quiero que otros con aviesas intenciones se enteren. Cuando leas a Suetonio tal vez comprendas el porqué de mi silencio y me agradecerás que no te comprometa más. El material que te doy también es peligroso para ti, así que depende del peligro que quieras correr, pero mi intuición me dice que te va a poder más la emoción que la cautela y que algún día lo publicaras y alguien lo leerá y lo refundirás y así se sabrán algunas cosas que no se saben. Yo me sentiré contento, si eso ocurre, y siempre se hará más bien publicándolo que tirado en un pozo.
Querido Manuel, decía Borges, que el silencio es la mayor venganza sobre el otro. Aunque conozcas sólo tu lo que cuento ya me siento libre, todo menos el silencio. Tanto secreto, tanto dolor en solitario me ahoga, necesito el aire de los demás, como cualquier humano. Cuando leas mis escritos, comprenderás que esas ganas que tiene la gente de contarlo todo, ha sido el objeto del trabajo de Suetonio en estos años. El enterarme de lo que sabe y piensa la gente del día a día ha sido mi trabajo secreto en estos años que te cuento. Me quiero liberar de haber comercializado o trabajado en explotar el sentido noble de ser humano para que sea utilizado por intereses que nunca pude saber cuales eran. Como si quisiera devolver a los demás parte de su intimidad y pedirles perdón.
¿Y porqué el nombre de Suetonio?. Supongo te habrás ya preguntado. Suetonio era el alias por el que me conocían en el trabajo de la organización a la que pertenecí y que al leer los escritos entenderás un poco más de que va. Es lógico que sea yo con ese nombre que cuente lo que pasó, cuando me llamaban Suetonio. Pero el nombre no fue de todo al azar, tiene que ver con nuestros recuerdos de estudiantes de bachillerato. A la hora de buscar un nombre me acordé de D. Wenceslao y sus clases de latín. De aquel hombre ilustrado y ya muy moderno, aprendimos mucho, ¿ Te acuerdas?. Nos hablaban casi en latín, acababa de venir de Roma de la Universidad. Nos enseñaba a pensar críticamente, nos decía cosas que nunca habíamos oído, nos hacía ver la televisión y los periódicos con pensamiento crítico. En el fondo de una manera muy especial nos ponía contra el Régimen. D. Wenceslao era una persona maravillosa, una joya en aquél mundo cerrado, antiguo y pétreo. Una suerte para nosotros. Que recuerdos más maravillosos de aquellas clases y del ambiente que creaba a su alrededor. Era también entrenador de basket, algo que se estaba iniciando aún, pero él ya iba adelantándose a su tiempo. D. Wenceslao una vez nos citó en clase al historiador y biógrafo romano, Suetonio. Y nos lo presentó y nos habló de él , pues como el hacía y comunicaba, que al final hacías tuyo para siempre el personaje, su historia. Su nombre completo era Gayo Suetonio Tranquilo y fue un historiador y biógrafo romano durante los imperios de Trajano y Adriano.
Querido amigo, termino ya, te agradezco mucho, el que me recibas esto. Queda en buenas manos. No te esfuerces en contestarme, no será posible, cuando lo vea oportuno me volveré a comunicar contigo y si fuera todavía más posible me gustaría verte en persona y comer, departir y recordar viejos tiempos.
Que disfrutes de tu ciudad, León, de la que tanto nos contabas en el colegio y de lo orgulloso que estabas de ella. Es para mi un mito de ciudad gracias a ti.
Un abrazo, querido amigo.
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Un día recibí un email sorpresivo. Un antiguo amigo, me escribía y me mandaba un archivo con unos escritos que narran hechos personales , titulados "Cuando fui Suetonio". Quien me remitía esto era mi amigo de la infancia y de internado, en el seminario salesiano de Cambados, Carlo Andai Amodo. Nos habíamos conocido y convivido en Cambados con los padres Salesianos. Aquellos años oscuros y de despertares sociales y cambios que eran la década de los setenta nos dejó marcados más allá de lo mucho que nos aporto a la vida. Sea como fuera, había sido nuestra vida y era la mejor del mundo. Allí en Cambados, a medida que el tiempo nos iba haciendo mozos nos fuimos desgajando unos de otros, por vicisitudes varias que iban surgiendo. Nosotros tampoco controlabamos ni teníamos medianamente programados nuestros futuros. Cada uno era de una zona de Galicia, de Asturias y León. Personal vario, predominantemente rural, de familias de origen pobre como el ochenta por ciento de la población de la época, pero que empezaba a emerger social y económicamente. Nosotros eramos la divisa, en muchos casos de sagas familiares, que por primera vez en su historia tenían a alguno de los suyos, dedicado al estudio y no ya al trabajo de supervivencia. Como es lógico fuimos perdiendo el contacto a medida que iban saliendo otros horizontes, incluidos los de continuar desarrollando la vida eclesiástica, que en principio era el fin para el que estabamos allí, se suponía.
El email que pongo a continuación fue en principio una sorpresa y la vez un reto reto de emociones y aventura. Orgulloso por un lado de que me hubiera elegido a mi para comunicar lo que quería decir. Por otro lado pensaba que tal vez me estaba utilizando y que fui lo más fácil que encontró casualmente para contactar con alguien de la infancia, que eso mismo se lo podía haber ofrecido a otros. El caso es que con todo lo que vivió tantos años después de dejar de vernos, veinticinco concretamente, me resultaba raro que no hubiese tenido otro contacto de confianza en su vida para depositar y hacer públicos estos escritos que parecían unas memorias. No lo pensé más, y me situé en la parte romántica de la situación, o sea quise ver que tenía que responder a un potencial que llevaba dentro y que me habían impuesto en mi educación del colegio, y la lealtad a las amistades indelebles de la infancia, que formaba parte de la educación recibida,buena y exclusiva que de aquellos años. Educación que parecía nos marcaba a fuego a unos con otros. Me quedé con este pensamiento positivos , y así me expresaba los suyos Carlo, por eso estoy publicando esto.
De Carlo Andai Amodo para Manuel.
Querido Manuel, tal vez te sorprendas al recibir este email y el archivo adjunto. Primero saludarte, fuimos compañeros en nuestra infancia-adolescencia en el seminario en Cambados. Hace muchos años que no sabemos nada el uno del otro, pero facilidades que da la vida, por medio de las redes sociales he sabido de ti, un mundo nuevo de encuentros que nunca imaginaríamos, nos permiten volver a retomar nuestras vidas. No me he atrevido a ponerme en contacto contigo por razones que tal vez más tarde comprenderás, pero sé más o menos de tu vida, de tus pensamientos y tus inquietudes. Una vez más gracias a las redes, a los algoritmos, a San Google y demás corte celestial de la Internet. Me alegro de como te va, y te sigo a diario.
Las nostalgias de los tiempos pasados son imborrables y nuestra vida tan estrecha en el internado más. Me hace mucha ilusión poder contactar contigo aunque sea tarde y de esta manera. Como ya te dije, te leo en las redes y también sigo tu blog, de bloguero aficionado. Esta afición tuya, mi antigua amistad, tu sentido de la lealtad así como tu inquietud por la información es lo que me ha animado o me anima a darte estos escritos que iba a llamar memorias, pero me parecía excesivo y quise titularlo "Cuando fui Suetonio", que son más o menos parte de lo que ha sido mi vida. Digo parte, porque el resto es interesante como la de tanta gente, pero que no están ahí. Cuando hablo como Suetonio es para dar a conocer que hice con mi vida durante quince años arrastrado a vivir para una organización secreta muy especial. Dejé un buen puesto de funcionario público, me sumergí en un mundo nuevo, viví el vértigo de una nueva vida arrastrado a ello por nuestro amigo en común Cosme Danoz Freijedo, al que conocimos los dos, y tratamos, en Cambados. Nadie me obligó a ello, el riesgo, la aventura y el cambio de una vida rutinaria y vulgar, y la amistad me empujaron a ello. No me arrepiento, porque siempre me quise a mi mismo con mis errores, pero si daría marcha atrás, si pudiera, pero son tiempos pasados.
Con lo que te mando no busco popularidad, ni comprometerte. Sólo es necesidad. Necesidad de que alguien me escuche, y que con esa información haga lo que quiera.Necesito contarlo. El silencio ahoga y mata, la comunicación nos libera. Te he elegido para ello a ti y tal vez a todos los que lean esto algún día, si tu lo ves factible, contarlo. Me emociona el pensar que aunque sea en futuro alguien me entienda, y se acuerde de mis experiencias vividas. Es humano, creo que lo entenderás.
Mi vida, ahora mismo no está segura del todo, corro peligro, tengo certezas de que puede que en no mucho tiempo desaparezca. Cosme murió, o lo mataron,tal vez nunca lo sabré. No te diré donde estoy ahora y que hago porque no quiero que otros con aviesas intenciones se enteren. Cuando leas a Suetonio tal vez comprendas el porqué de mi silencio y me agradecerás que no te comprometa más. El material que te doy también es peligroso para ti, así que depende del peligro que quieras correr, pero mi intuición me dice que te va a poder más la emoción que la cautela y que algún día lo publicaras y alguien lo leerá y lo refundirás y así se sabrán algunas cosas que no se saben. Yo me sentiré contento, si eso ocurre, y siempre se hará más bien publicándolo que tirado en un pozo.
Querido Manuel, decía Borges, que el silencio es la mayor venganza sobre el otro. Aunque conozcas sólo tu lo que cuento ya me siento libre, todo menos el silencio. Tanto secreto, tanto dolor en solitario me ahoga, necesito el aire de los demás, como cualquier humano. Cuando leas mis escritos, comprenderás que esas ganas que tiene la gente de contarlo todo, ha sido el objeto del trabajo de Suetonio en estos años. El enterarme de lo que sabe y piensa la gente del día a día ha sido mi trabajo secreto en estos años que te cuento. Me quiero liberar de haber comercializado o trabajado en explotar el sentido noble de ser humano para que sea utilizado por intereses que nunca pude saber cuales eran. Como si quisiera devolver a los demás parte de su intimidad y pedirles perdón.
¿Y porqué el nombre de Suetonio?. Supongo te habrás ya preguntado. Suetonio era el alias por el que me conocían en el trabajo de la organización a la que pertenecí y que al leer los escritos entenderás un poco más de que va. Es lógico que sea yo con ese nombre que cuente lo que pasó, cuando me llamaban Suetonio. Pero el nombre no fue de todo al azar, tiene que ver con nuestros recuerdos de estudiantes de bachillerato. A la hora de buscar un nombre me acordé de D. Wenceslao y sus clases de latín. De aquel hombre ilustrado y ya muy moderno, aprendimos mucho, ¿ Te acuerdas?. Nos hablaban casi en latín, acababa de venir de Roma de la Universidad. Nos enseñaba a pensar críticamente, nos decía cosas que nunca habíamos oído, nos hacía ver la televisión y los periódicos con pensamiento crítico. En el fondo de una manera muy especial nos ponía contra el Régimen. D. Wenceslao era una persona maravillosa, una joya en aquél mundo cerrado, antiguo y pétreo. Una suerte para nosotros. Que recuerdos más maravillosos de aquellas clases y del ambiente que creaba a su alrededor. Era también entrenador de basket, algo que se estaba iniciando aún, pero él ya iba adelantándose a su tiempo. D. Wenceslao una vez nos citó en clase al historiador y biógrafo romano, Suetonio. Y nos lo presentó y nos habló de él , pues como el hacía y comunicaba, que al final hacías tuyo para siempre el personaje, su historia. Su nombre completo era Gayo Suetonio Tranquilo y fue un historiador y biógrafo romano durante los imperios de Trajano y Adriano.
Querido amigo, termino ya, te agradezco mucho, el que me recibas esto. Queda en buenas manos. No te esfuerces en contestarme, no será posible, cuando lo vea oportuno me volveré a comunicar contigo y si fuera todavía más posible me gustaría verte en persona y comer, departir y recordar viejos tiempos.
Que disfrutes de tu ciudad, León, de la que tanto nos contabas en el colegio y de lo orgulloso que estabas de ella. Es para mi un mito de ciudad gracias a ti.
Un abrazo, querido amigo.
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